No es fácil encontrar un hueco libre en el despacho de Luis Domínguez. En sus estantes, insignias, banderines y conmemoraciones dan testimonio de una vida de recuerdos, de viajes por todo el mundo y de encuentros con amigos, que lo son aún en la distancia. Ser León imprime carácter, al menos así ha sido en el caso de nuestro protagonista. Hijo de diplomático, se acostumbró a viajar desde niño y, 56 países después, sigue con ganas de descubrir mundo.
Resulta curioso que, cuando viaja, un León siempre se pone en contacto con sus compañeros en destino. Es un asunto, como me explica Domínguez, de “cortesía internacional” y nos lo explica al detalle: “Cuando viajamos, es muy normal que un socio, que no puede estar en la reunión de su club, se acerque a reunirse con el club local donde esté. Nosotros tenemos nuestra reunión estatutaria el último lunes de cada mes en el Hotel Mijas, que es nuestra sede, y solemos juntarnos los martes, de manera más informal, a tomar una copita, y así recibimos a Leones que vienen de fuera”.
Me permito hacerle unas preguntas sobre los Lions Clubs International, una institución sobre la que he escuchado hablar en muchas ocasiones, pero que nunca he tenido tan cerca. Fueron fundados en 1917 en Estados Unidos por Melvin Jones, acostumbrado a ver clubes de empresarios que se ayudaban mutuamente, pero ninguno cuyo objetivo fuera ayudar a los más necesitados. Así nacieron estas asociaciones locales, que pretendían congregar a profesionales de prestigio en cada comunidad, y así se extendió por todo el mundo: “actualmente hay más de 47.000 clubes con más de 1.400.000 socios en todo el mundo. Es la mayor ONG que hay, con la diferencia de que en los clubes somos todos voluntarios, no hay nadie que se dedique profesionalmente a ello, por lo que el 100% de lo recaudado se destina a proyectos”.
El primer Club de Leones español se fundó en 1964 en Madrid y, 15 años después, esta semilla germinó en Mijas: “como reflejo de la propia sociedad mijeña, hay miembros de varias nacionalidades, personas bien integradas en la sociedad local porque el nuestro se define como un club hispano parlante, a diferencia del Club Mijas-La Cala, que toda su estructura se organiza en inglés. El de Luis cuenta ahora mismo con 31 socios.
La vocación primera de un Club de Leones es ser un referente en su propia comunidad
De Mijas, para Mijas
La vocación primera de un Club de Leones es ser un referente en su propia comunidad: “Hemos asistido a familias en paro con problemas con sus hipotecas, a niños con enfermedades que no podían tratarse en España, a víctimas de accidentes que han quedado parapléjicos, y otros muchos casos que no publicitamos por sensibilidad con las familias”. Así, en el Club de Leones reciben propuestas de ayuda y estudian cada caso de manera autónoma, ya que cada club decide en qué invierte su dinero, lo que destinan a proyectos locales o lo que va dirigido a intervenir en casos más graves con proyección internacional.
De Mijas, para el mundo
Tres son las líneas maestras a las que, a nivel global, destinan sus fondos los Clubes de Leones: la erradicación de las cegueras curables, la intervención en casos de catástrofes y la ayuda al desarrollo en países del tercer mundo.
“Es muy diferente pagar un colegio en Bolivia que ir a hacer un colegio a Bolivia”
El de la ceguera es uno de sus principales programas de actuación, porque en los países en vías de desarrollo “la gente se queda ciega por enfermedades, en muchos casos, contra las que basta una vacuna que cuesta un dólar. En los últimos 15 años se calcula que hemos podido salvar la vista a cerca de 40 millones de personas”, explica Domínguez.
Su labor en casos de desastres comienza cuando se van las cámaras, cuando el foco de atención se desvía de los pueblos que los sufren. Domínguez nos cuenta como “la mayor parte de ONG hacen una labor fantástica. Al día siguiente del desastre están todos allí, pero a los dos meses ya no queda nadie, y la gente se queda olvidada. Ahí es cuando llegamos los Leones: no cubrimos emergencias de primera hora, pero en esos pueblos siguen necesitando escuelas y hospitales. Yo fui responsable de los proyectos que se llevaron a cabo en Sri Lanka hace 10 años tras el tsunami, una tragedia en la que murieron más de 200.000 personas. Yo estuve dos veces allí, a título personal, porque quise seguir la evolución del proyecto, estar allí, conocer a las familias, las casas y las historias personales tras la tragedia para ponerlo en común con cada club de España”.
Y, en cuanto a la ayuda al desarrollo, sus últimos proyectos han sido dos escuelas en las zonas rurales de Bolivia, a las que pertenecen las fotos que acompañan este reportaje, en cuyo proceso también ha estado muy presente: “Yo planteé a mi club este proyecto tras un viaje a la zona, donde encontramos dos colegios en unas condiciones bastante lamentables. Había que restaurar los edificios, comprar ordenadores, construir baños, comprar uniformes, etc.” Y concluye: “Es muy diferente pagar un colegio en Bolivia que ir a hacer un colegio a Bolivia. Ahí es cuando se detectan las necesidades particulares de cada comunidad”.
El emocionado recuerdo de un amigo
Una verdadera amistad no acaba necesariamente cuando se apaga la vida del ser querido: “Muchas noches sueño aún con Jesús Jaime, con que seguimos haciendo proyectos juntos”. Nadie como el fotógrafo mijeño ha puesto imágenes a la realidad social detrás de los proyectos del Club de Leones de Mijas, con el que estuvo fuertemente vinculado. Cuando el 28 de diciembre de 2004 tuvo lugar el terrible tsunami que acabó con la vida de 200.000 personas en el Pacífico, esta asociación se puso en seguida en marcha: “Hablamos de organizar un viaje para que Jesús hiciera un reportaje y a las dos semanas del desastre llegó a Sri Lanka. Le puse en contacto con el club local para que le ayudaran a hacer su trabajo, gracias al cual pudimos decidir la mejor manera de invertir nuestra ayuda”. Las impresionantes fotos de Jesús Jaime se publicaron en medios de todo el mundo y es parte del material editado en ‘Rostros’ y ‘El Silencio Habitado’, dos magníficos volúmenes editados por el Club de Leones de Mijas que recopilan trabajos de este singular reportero que, como ocurre tantas veces, nos dejó demasiado pronto.
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