“¿Con IVA o sin IVA…?”, una pregunta harto frecuente, aunque cada vez menos, cuando el proveedor de un servicio o suministro procede al cobro del trabajo hecho, que lejos de ser inocente, encierra y acarrea muy serias dificultades a la economía de cualquier país y conlleva un agravio y quebranto económico a quienes sí cumplen con esta tributación. Una variable: “¿No puede ser sin IVA?”, Cuando parte del pagador.

El uso de medios de pago en efectivo contribuye al desarrollo de este fraude, si se redujese su utilización, sonsacaríamos la fuente de financiación de la economía ocultaLa Comisión Europea ha mostrado su preocupación por este fenómeno, cuya evasión cuesta del orden del billón de euros al año, erosionando la base fiscal y cuyas consecuencias son la menor provisión de infraestructuras y de bienes básicos públicos que derivan en un menor crecimiento, y vueltas a empezar, con menor recaudación fiscal. Esto es la economía sumergida. También se alimenta con las transacciones financieras no declaradas, de cuya existencia bien conocen esos países que alojan los llamados paraísos fiscales, de actividades ilegales y, en mayor medida si cabe, de prácticas de “elusión fiscal”, frecuentes en transacciones internacionales.

En España, las cifras de economía sumergida oscilan entre el 19 y el 24%, lo que representa pérdidas de recaudación fiscal entre 31.000 y 80.000 millones de euros al año, una cifra próxima al presupuesto de la sanidad española.
La solución es nada fácil, habría que diseñar un plan integral por el que el beneficio de estas prácticas no fuese tal, aunque las medidas represoras por sí mismas nunca han sido suficientes.

El uso de medios de pago en efectivo contribuye al desarrollo de este fraude, si se redujese su utilización, sonsacaríamos la fuente de financiación de la economía oculta y así se llegaría también hasta los paraísos fiscales, verdadero lubricante del lado oscuro del capitalismo.
Medidas como el límite del pago en efectivo, en España de 2.500 €, la reducción del circulante en billetes grandes, sobre todo los de 500 € (al parecer existen) y promover el uso alternativo de los medios electrónicos de pago, se antojan precursoras y necesarias para atajar este fenómeno.

En Estados Unidos, donde hay menor incidencia de la economía irregular, los medios de pago electrónicos alcanzan el 78%, mientras que en Europa se quedan en un exiguo 22%, con la honrosa excepción de Suecia, una de las economías más avanzadas del planeta, que está eliminando casi por completo el pago en metálico. En España, la presencia del efectivo es superior incluso a la media europea, alcanzando el 83%.

Medidas como el límite de pago en efectivo, la reducción del circulante en billetes grandes y el uso alternativo de medios electrónicos se antojan necesarios para atajar este fenómenoLa solución, esta vez, sí puede venir desde la UE. La unión bancaria contribuiría a la consolidación del comercio electrónico, lo que llevaría a la transparencia del sector de la banca, clave para reducir la economía sumergida y las prácticas de evasión y elusión fiscales.  

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