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05/05/2024

Actualidad

Fisioterapia en artrosis de rodilla

La gonartrosis o artrosis de rodilla, es una de las patologías reumáticas que más frecuentemente nos encontramos en la práctica diaria de la fisioterapia.

Suele afectar más a mujeres que a hombres, a partir de los 50 años, se presenta en una de las rodillas pero en muchas ocasiones llega a afectar también a la otra. Puede tener un componente hereditario y/o estar desencadenada por patologías previas como fracturas de rodilla o de tibia, lesiones de los meniscos, lesiones de la rótula o desviaciones de los ejes de los miembros inferiores, que hacen que la carga sobre la articulación de la rodilla no sea homogénea, provocando el desgaste más acelerado de las superficies articulares. También puede estar provocada por la aplicación repetida de cargas excesivas en la articulación, como en determinadas posturas que se adoptan en la práctica deportiva o en la actividad laboral.

La gonartrosis evoluciona en tres fases: en la primera se trata de una degeneración incipiente, a menudo asintomática, o que cursa con dolor intermitente, pero en la que ya es posible apreciar la degeneración articular en la rótula y el fémur en una radiografía. En la siguiente fase, el dolor se asocia a la actividad, al cargar sobre la articulación (subir y bajar escaleras), puede aparecer inflamación en la rodilla y va evolucionando lentamente, pudiendo ir deformándose la articulación poco a poco (normalmente una desviación lateral), incapacitando cada vez un poco más al paciente. En la artrosis evolucionada, el dolor es más persistente, hay pérdida de fuerza muscular, se presentan alteraciones de la marcha y deformidad de la articulación, con inestabilidad e impotencia funcional, aunque rara vez es total (el paciente puede seguir caminando, pero con gran dificultad y dolor).

Los objetivos del tratamiento son disminuir el dolor, la inflamación, recuperar la movilidad articular, la fuerza muscular y evitar, cuando sea posible, la evolución de las deformidades. Para todo esto utilizaremos técnicas como termoterapia, electroterapia analgésica, masajes circulatorios y descontracturantes de la musculatura de alrededor de la rodilla (gemelos, cuádriceps, isquiotibiales), movilizaciones de la articulación, ejercicios para tonificar la musculatura y reeducación de la marcha.

Se recomienda controlar el peso y realizar ejercicio suave con frecuencia. La actividad física acuática es muy beneficiosa en los pacientes con artrosis.

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