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Sábado 18/05/2024

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La Veleta ya dirige los vientos en El Limonar

El 15 de octubre fue un día importante para La Cala. No solo celebró la festividad de su patrona, sino que inauguró una nueva escultura llamada a convertirse en todo un referente. Ocho metros de hierro trabajado con imprimación y pintura de poliuretano y teflón son el armazón de La Veleta, la obra que firma el mijeño Juan Manuel Reyes, y que preside la rotonda de El Limonar

Los caleños dan un salto cultural importante y se convierten, tal vez, en los primeros vecinos del municipio en tener en sus calles una obra atrevida y arriesgada, algo que va más allá del arte figurativo para invitarnos a pensar entre sus curvas, volúmenes y colores.

La Veleta, la primera obra que el artista plástico Juan Manuel Reyes firma en el entorno urbano de su propia localidad, en Mijas, fue inaugurada el sábado 15 en un acto muy especial, englobado dentro de las actividades con motivo del día de Santa Teresa, patrona de La Cala.

La Veleta es un homenaje a los niños y niñas de La Cala, una obra que recrea las piezas de un juego de construcción infantilLa rotonda de la avenida de El Limonar, la que da acceso al colegio El Chaparral, se convirtió en el eje de las celebraciones. Allí, majestuosa y atrevida, se erige ya La Veleta, una escultura urbana nacida de un proyecto bastante atípico, que ha sido pagado por 57 comerciantes caleños, que ha contado con la labor del autor y con la colaboración del Ayuntamiento a través de muchos profesionales. Un proyecto, cuyo arte fundamental está precisamente en aglutinar a tantas personas de diversa índole y pensamiento.

Hecha de hierro, con varias imprimaciones, reforzada con pintura de poliuretano y teflón para evitar las inclemencias del tiempo, La Veleta quiere ser un homenaje a la infancia, un guiño a todos los escolares que atraviesan la avenida de El Limonar simulando un juego de construcción muy especial.

Con colores como el azul, que recuerda la vocación marinera de La Cala o su pieza roja móvil en la parte superior, que es una auténtica veleta, la obra pretende sorprender, llamar la atención y convertirse en un elemento más de La Cala. Y es que ya lo dice su propio autor: “El juego es el medio con el que los niños descubren su primera obra de arte. La Veleta es infinito, desafío, sueño, camino, magia y, sobre todo, ruptura de límites”.

La voz del hombre que ve cosas “que otros no ven”

Son algo más de las 9.30 horas del lunes. En la avenida de El Limonar, en La Cala, la rutina vuelve a tomar el control. Después de un fin de semana cargado de emociones, todo vuelve a estar en su sitio o, al menos, lo parece, porque esos días de festivo recuerdo a Santa Teresa nos han dejado en presencia de una nueva vecina, de una gigante de ocho metros que, a partir de ahora, vigilará el discurrir de niños y niñas hacia el colegio. Se llama La Veleta y es obra del mijeño Juan Manuel Reyes, un artista plástico que aspira a dar identidad a todo un pueblo, al suyo.

Tímido, soñador y como él mismo dice, aquejado de “la enfermedad de ver cosas que otros no ven”, nos espera a un lado de la rotonda, distraído, simulando no mirar una obra que ha salido de su cabeza, de sus manos.

Y es que, ahora, toca alejarse:  “Es la primera vez que una obra mía pasa a formar parte del paisaje urbano. Ahora mismo, no sé ni cómo me siento, hay que esperar. Es un sentimiento que tengo que asimilar”, dice con la mirada perdida en los volúmenes de La Veleta. “Creo que seré más consciente de lo que significa tener una obra en la calle cuando la escultura conviva con el entorno, se quede en él y pase a ser parte del mismo”.

A esa misma hora, ya algunos transeúntes empiezan a convivir con la nueva instalación. Repartidores, obreros, colegiales, gente de a pie... todos dedican una mirada furtiva a la nueva vecina.

“Me gustaría proponer un plan de identidad para Mijas y, sobre todo, para Las Lagunas que, creo, lo está pidiendo a gritos”Muchos se sorprenden, otros se extrañan y hay también un grupo que aún no sabe si posicionarse a favor o en contra, pero eso también parece ser parte del proceso: “Pienso que es una obra contundente y atrevida. Busca provocar una sensación y, por lo que estoy viendo, el propósito se está consiguiendo”, explica Juanma mientras fuma un cigarrillo de liar. “Te puede gustar más o menos, pero no te va a dejar indiferente. Es una obra rotunda en la que he tenido muy en cuenta la forma, la curvatura, el color... y eso se nota”.

Ahora, después de meses trabajando en ella, es momento de dejarla seguir sola. El autor pierde un poco de la paternidad de la criatura, para convertirse en un espectador más, en alguien que tiene que asimilar que ahora todo el mundo puede opinar sobre ella y cuestionar qué se quiere transmitir con cada pieza, con cada color. Y es que, aunque lo pueda parecer, nada es aleatorio en La Veleta. El color azul de una de sus piezas se relaciona con la cercanía del mar, por ejemplo.

Por otro lado, para el tratamiento de la obra, Juanma se ha centrado en dos preceptos.

En primer lugar, el valor de los niños, que son protagonistas en esa zona, por la presencia de centros escolares. En segundo, la poesía, porque, como él dice, “quería hacer una obra poética”.

“Los artistas somos buscadores de excusas. Así que yo he buscado la excusa del juego para componer una metáfora. Quiero expresar que un pensamiento no está compuesto de una sola idea, sino de muchas pequeñitas que, a veces, van en distintas direcciones y que no siempre están de acuerdo entre sí. El pensamiento, como La Veleta, tiene algo de equilibrio, algo que te permite formar un conjunto respecto a una apreciación. Es difícil ponerle forma a un pensamiento, pero yo lo intento. Es, por otro lado, un juego metafórico que tiene que ver con lo irracional. Es importante provocar sensaciones y dejar la razón a un lado”.

Después de seis meses de trabajo intenso, que acabaron hace solo unos días con la instalación definitiva de la obra en la rotonda, Juanma cierra un capítulo satisfecho de su labor artística y también, dice, de su faceta “didáctica”, y es que, en muchos casos, ha tenido que explicar no solo lo que expresa su obra, sino también lo que significa para un núcleo como La Cala o para un municipio como Mijas: “Una escultura así, una actuación pensada, sirve para crear identidad. Un pueblo no es solo rico por el dinero que hay en él, sino también por sus gentes. En la costa, el desarrollo se ha producido de una manera y la construcción se ha hecho de una forma que los ciudadanos, a veces, se sienten vacíos, sin identidad. Como artista plástico, pienso que Mijas necesita diferenciarse del resto de municipios, que la gente que llegue aquí se dé cuenta de que los mijeños tenemos otros valores y somos diferentes. Es necesario crear espacios únicos para que los vecinos se sientan orgullosos de su pueblo”.

Y así, con ese pensamiento que tiene mucho de verdad, Juanma vuelve a mirar a su Veleta, o a la nuestra ya, y se despide porque ahora le espera otra aventura artística en Barcelona: “Estoy contento de irme porque eso me permitirá redescubrir la escultura cuando regrese. Ahora, tengo que reconocer que estoy un poco saturado, a los dos nos vendrá bien perdernos de vista” (risas).

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