La Renta Climática, aseguran sus defensores, no es una utopía, sino que es una medida que desde 2008 ya se viene aplicando en países como Canadá. “Es una iniciativa que está basada en tres puntos esenciales. El primero, ponerle un precio al carbono, algo que ya existe, dado que pagamos un impuesto por consumir electricidad, gasolina, etc.; el segundo, sería coger esa recaudación y devolvérsela a los ciudadanos en forma de incentivos para que ellos puedan adaptar sus hábitos, es decir, el que contamine menos más recibe de ese dinero, digamos que es una manera de incentivar un cambio de hábito para que las personas se puedan mover hacia la transición; y el tercer punto, sería un impuesto a las importaciones”, explica Tatjana Gojmerac, estudiante de Grado de Relaciones Internacionales y Diplomacia, residente en Mijas y voluntaria de la organización global no partidista Citizen’s Climate, que apuesta por los denominados ingresos climáticos. 

“Los objetivos principalmente son educar e informar a la población y dialogar con los políticos para hacerles entender de que hay otras iniciativas. Nuestra organización está formada principalmente por ciudadanos de a pie, aunque también contamos con expertos, que luchamos por un cambio”, añade Gojmerac. 

Esta organización presenta la Renta Climática como una solución simple, justa y efectiva. “La idea es ponerle un precio a las emisiones, que seamos conscientes de qué estamos pagando y de que haya un incentivo para la población para que vayamos hacia adelante”, explica. 

Encuesta

Gojmerac está llevando a cabo una encuesta en la que todo el mundo puede participar denominada ‘Obstáculos para implementación de la Renta Climática en España’. “En Europa y, concretamente, en España, todavía no existen datos sobre qué piensa la gente de ponerle un precio al carbono, o de lo qué es una renta climática, y los resultados serían los obstáculos que la opinión pública cree que existen para implementar dicha renta”, añade.

En definitiva, según explica esta joven activista, la aplicación de la Renta Climática hace que los precios de las emisiones sean justos y equitativos; que los niveles de precios de emisión ambiciosos sean “políticamente factibles” y premia a las personas que viven vidas bajas en emisiones. Además, destaca que proporciona a las personas fondos para elegir productos y servicios bajos en carbono y que la política climática sea “visible y auténtica”, entre otros beneficios. 

Comparte esta noticia desde el siguiente enlace: https://mijascom.com/?a=23377