Se tenían que poner el ‘judogi’ rápidamente porque ayer era el día de la exhibición, los nervios previos los gestionaban a base de juegos y bromas con los compañeros de clase, sobre todo los pequeños que no pararon ni un instante. Ya más formales, desfilaron con ese aire de formalidad de las artes marciales, circularon por el tapiz y saludaron al público que se encontraba en la grada para presenciar los progresos de los judocas en una de las escuelas más longevas del Patronato de Deportes, prácticamente celebrando su 25 aniversario.

Aunque comenzaran por el oportuno calentamiento, no era una clase más, el público iba a disfrutar de los mejores deseos de hacer el mejor agarre, la caída más espectacular, las técnicas de proyección que catapultan al que llaman es el ‘camino hacia la flexibilidad’.

Actuaron los pequeños de la categoría prejudo con 4 y 5 años, más tarde en el tatami desarrollaron sus técnicas los del nivel 1, con 6, 7 y 8 años, elevando el nivel de ejecución, para, durante la tarde, ir progresando en niveles y técnicas como las inmovilizaciones y estrangulamientos de los mayores.

Los responsables de esta escuela, que llevan haciendo un trabajo serio desde hace muchos años, son Rafael Núñez, que en estos días ha contado con la ayuda de Alejandro y Rubén Núñez, una saga de profesores del judo, una modalidad en la que se reúnen muchas de las virtudes y valores que nos ofrece el deporte.

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