Ya son varias personas las que se han acercado a mí y me han preguntado si en Navidad tengo más trabajo de lo habitual. Lo cierto es que nadie viene a consulta diciendo “mi problema son las Navidades”. Si bien es verdad que estas fechas a muchos producen tristeza, ansiedad, incluso angustia. Lo que sucede muchas veces es que las Navidades suponen la gota que colma el vaso, pero entiendan, el vaso estaba lleno.
Las Navidades pueden no gustar, pero no por eso se tiene una depresión que tenga que ser tratadaLas Navidades pueden no gustar, pueden producir añoranza o cierta tensión, pero no por eso se tiene una depresión que tenga que ser tratada. Un poquito de tolerancia a la tristeza, por favor. No son pocos precisamente, los que recurren al alcohol, las drogas, o a los medicamentos para poder convivir con la tristeza o la frustración.
El pasado 6 de diciembre se publicó en un periódico un artículo que se titulaba “Pastillas para el dolor de la vida”. He extraído algunas frases del artículo que invitan a pensar: “se medicaliza el sufrimiento cotidiano”, “la efectividad o el beneficio de los antidepresivos para combatir los síntomas leves o moderados de la depresión es muy limitada”, “se están patologizando emociones normales”, “bajo el paraguas de la depresión se mete cualquier sintomatología de tristeza o desánimo que se pueda tener, aunque sea sana, legítima y proporcionada”.
Me alegra leer esta información en un noticiero. Y no es la única información de esta índole que ha aparecido. El pasado día 17 también podíamos leer “¿Un lexatin? No, mejor váyase a sudar al parque”. No es que todo se pueda solucionar haciendo deporte, pero sí produce bienestar, relaja o regula el organismo entre otros beneficios. Sin duda, un recurso a tener en cuenta para pasar estas Navidades de una forma más agradable. Porque es exagerado recurrir a fármacos para poder transitar estas fiestas.
¿Usted toma medicamentos ansiolíticos, hipnóticos o sedantes? ¿Cuánto tiempo lleva tomándolos? ¿Se siente mejor? Si no consigue la mejoría que desea, tal vez sea hora de que considerar que le hacen falta otras herramientas para abordar la vida cotidiana.
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