De la generación del 2006, Rafael Torres Arrechea fue galardonado el pasado mes de diciembre por el Ministerio de Educación por sus resultados en las Olimpiadas Nacionales Científicas e Iberoamericanas en la especialidad de Informática. Este estudiante mijeño, formado en el colegio San Francisco de Asís, logró el bronce en ambas competiciones, además del noveno puesto en el Nacional (del puesto 9 al 12 está reconocido con el bronce).
“Me siento orgulloso y contento por obtener estos reconocimientos”, asegura Torres, que confiesa que llegó a estas olimpiadas de casualidad, mientras buscaba inspiración e información en Internet sobre posibles carreras universitarias a estudiar. “Me encontré con un artículo que hablaba sobre estas Olimpiadas de informática”, y anima a los centros educativos a que den una mayor visibilidad y promoción a este tipo de competiciones “porque sería positivo para que cuanta más gente participe mejor”.
Durante año y medio, Rafael estuvo preparándose para participar en estas olimpiadas nacionales, celebradas en marzo de 2023 en la Universidad Complutense de Madrid. “Me las preparé por mi cuenta y la gracia es preparárselas de forma autodidacta, de hecho, la gente que mejores resultados obtiene es la que se las prepara por su cuenta”, explica, a partir de ahí comenzó a conocer a otros estudiantes que también tenían la intención de asistir a esta competición.
Su interés por los ordenadores, la informática, se despertó recién entrado a la ESO, “donde me di cuenta de que me gustaba todo el tema de la programación, empecé a aprender un poco diferentes lenguajes, me metí en desarrollo de videojuegos, pero cuando me fui acercando al Bachillerato, descubrí que lo que más me gustaba eran las matemáticas”.
Entonces, ¿por qué elegiste las Olimpiadas de Informática? Torres nos lo explica: “Combinaban estas dos cosas que a mí me gustaban, la programación y las matemáticas… la lógica, la algoritmia”.
Sobre su experiencia en las olimpiadas afirma que “es un momento bonito, donde nos reencontramos con amigos con los que no las hemos preparado ‘online’ y, por fin, nos conocemos en persona, pero a la vez también es un momento tenso porque detrás hay muchos meses de preparación y es un examen”.
Para aquellos estudiantes que quieran presentarse a estas olimpiadas recomienda que “no dejen de lado sus estudios de Bachillerato, porque hay casos de gente que se centran mucho en las olimpiadas para obtener un buen resultado y luego se ve afectado su rendimiento”.
Gracias a su noveno puesto en las nacionales, este mijeño pudo acceder a las Olimpiadas Iberoamericanas para competir con gente de Latinoamérica, Portugal y España, una competición telemática, que para los concursantes españoles tuvo su base en Menorca y en la que también obtuvo el bronce. “En aquel campus, donde coincidí con mis amigos de las olimpiadas nacionales, tuvimos la oportunidad de disfrutar juntos y pasárnoslo mejor porque al final tienen los mismos intereses que yo”.
Experiencia americana
A finales de septiembre se fue con una beca de la Fundación Unicaja a Estados Unidos durante tres semanas, donde conoció el sistema universitario americano, en el estado de Indiana, en la ciudad de South Bend. “Tuve la oportunidad de aprovecharla, estar con una familia y fue una experiencia muy enriquecedora, muy chula, me lo pasé muy bien y recomiendo a otras personas que quieran vivir esta experiencia que le echen un ojo a esta beca”.
Sobre el sistema educativo americano, señala que “es bastante diferente al español, noté que tanto en los institutos como en las universidades americanas hay un sentimiento mayor de comunidad”, y aclara que, “al organizarse competiciones deportivas, se nota más ambiente universitario y de instituto”.
Futuro
Actualmente, está estudiando el doble grado en Matemáticas y Ciencias de Datos en la Universidad Politécnica de Cataluña. “El programa de doble grado recibe financiación privada, con la que luego te financian y haces el trabajo final de grado en el extranjero, dan ayudas y becas de residencia, entonces todo este tipo de ventajas fueron las que me hicieron decidirme ir para allá”, explicó el joven.
En marzo cumplirá 18 años y sobre su futuro profesional prefiere tomárselo con calma: “Sí que tenía claro que esto era lo que quería estudiar… Ya tendré tiempo para pensar y dependiendo de las oportunidades que se me presenten ya iré viendo según vaya avanzando de curso”.
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