La actual situación sanitaria impidió, ayer 17 de enero, la celebración del tradicional Día de San Antón y la más que conocida bendición de los animales. Al igual que el año pasado y para evitar aglomeraciones, se suspendieron todos los actos en la ermita de San Antón. Tan solo se ofició una liturgia en la parroquia de la Inmaculada de Mijas Pueblo, a cargo del párroco Francisco Villasclaras.  

Fue una jornada muy atípica en nuestro municipio y, especialmente, en Osunillas, en la que no se respiró el ambiente festivo y familiar de años anteriores. Ni hubo bendición de los animales, ni se escucharon canciones populares ni las mayordomas de San Antón prepararon sus tradicionales callos. “No podíamos arriesgarnos a celebrar San Antón en la ermita, porque se concentra mucha gente, tanto dentro del templo como fuera, y suponía mucho riesgo, tal y como está el virus ahora mismo”, señaló Villasclaras, quien también aprovechó la oportunidad para explicar que San Antonio Abad fue un monje egipcio que dejó atrás todos sus bienes para dedicarse al retiro en soledad, descubriendo así la sabiduría y el amor divino mediante la naturaleza. “Yo creo que todos buscamos darle sentido a nuestra vida y no estaría mal que, al igual que San Antón, nos preguntemos cada día cuál debe ser nuestro camino”, indicó.

Para finalizar, Villasclaras recordó que la bendición de los animales tendrá que esperar al año que viene, valorando además el vínculo emocional que muchas personas establecen con sus mascotas. “Algunos les pondrán sus peros a los animales pero es cierto que para muchos otros son muy necesarios, porque suponen una gran compañía y su cercanía les ayuda”, concluyó.

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