La soledad es uno de los grandes enemigos de las personas mayores. La amargura y la tristeza les roban las ganas de vivir y los dejan aislados en una sociedad que cada vez parece tener menos espacio para ellos. No obstante, siempre hay un rayo de esperanza. Y muchas veces ese soplo de aire fresco llega, precisamente, de los que están más cerca del problema. En Mijas, desde el año 2012, se viene desarrollando un programa pionero, Mayores para Mayores, una iniciativa en la que personas de la tercera edad con vitalidad y con ganas de sentirse útiles se ofrecen para compartir su tiempo con personas mayores que se sienten solas.
El programa comenzó con 12 voluntarios y en 2015 ha alcanzado los 24 “La iniciativa partió del seno de la asociación de jubilados Virgen de la Peña”, explica Celia Salguero, miembro de este colectivo y coordinadora del programa. “Presentamos la idea al Ayuntamiento y gustó tanto que enseguida nos dieron su colaboración”. La ayuda municipal se hace efectiva en la interacción de las concejalías de Tercera Edad y Servicios Sociales, encabezadas por Miguel González-Berral y Carmen Márquez, respectivamente, que se encargan de gestionar las solicitudes de usuarios y beneficiarios, de ponerlos en contacto y, en definitiva, de que el programa cumpla su objetivo último, que los usuarios estén menos solos y que los voluntarios se sientan útiles.
Más de 20 voluntarios
La iniciativa partió hace cerca de tres años con una docena de voluntarios y en este tiempo, se han duplicado. “Nosotros llegamos donde no llegan los Servicios Sociales. Ellos se encargan de la limpieza, de la cocina, pero no tienen tiempo para ir de paseo con la persona, acompañarla a misa o, simplemente, charlar, porque muchos mayores solo necesitan que los escuchen”, explica Salguero.
“El Ayuntamiento vigila también que cada cual cumpla su parte del trato”, comenta el técnico municipal responsable del programa, Miguel Ángel López. “El voluntario no está para limpiar la casa o hacer la comida. De eso, se encarga Servicios Sociales. Su función es estrictamente la de hacer compañía, tanto fuera como dentro del hogar”, concluye. De hecho, muchos de los usuarios de esta iniciativa también son beneficiarios del programa municipal de ayuda domiciliaria.
Un caso real: cuando Josefa conoció a Herminia
Josefa Machuca tiene casi 95 años y vive en la barriada de Las Cañadas. Desde hace dos años, está menos sola, ya que recibe la visita de Herminia García, una voluntaria que decidió compartir parte de su tiempo con ella. “Estoy muy contenta, ya que Herminia me hace mucha compañía”, afirma Josefa. “La alegría es mutua”, responde Herminia. “Tengo a mis hijos en el extranjero y acabo de quedarme viuda. Así, que viniendo a ver a Josefa me siento mejor”. Son testimonios que se parecen mucho a los que expresan el resto de participantes del programa y es que, gracias a él, muchos mayores son conscientes de que aún tienen mucho que aportar a nuestra sociedad y a otras personas.
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