Siempre quiso ser enfermera. De hecho lo intentó en varias ocasiones. Dejó el instituto, pero a los 28 años se sacó el teórico de Auxiliar de Clínica, “y cuando empezaba las prácticas, me fracturé el tobillo y no pude hacerlas”, explica Luisa Jaime Moreno. Esta vecina del Juncal tiene 50 años. Hoy, es ama de casa y ejerce, sin serlo, de ‘enfermera’ en sus ratos libres. Realiza la prueba del azúcar y toma la tensión a sus vecinos de forma altruista y regular, tanto en la sede de la Asociación de Vecinos, como en visitas a domicilio.
“Aprendí cuando estudié y también porque durante un tiempo atendí a mi suegra. La gente empezó a pedirme que le hiciera las pruebas para no tener que ir al médico o a la farmacia y mira, cuántos ‘pacientes’ tengo ahora”, explica la ‘sanitaria’, que nos enseña su carpeta de registro de sus vecinos, donde anota al detalle sus datos. Son unos 30 ‘pacientes’.
Luisa realiza su labor con cautela, cuida mucho la higiene y nunca se mete en temas médicosLuisa realiza esta labor desde el año 2004. “Para mí es un aliciente, una satisfacción personal”. Ser profesional de la salud “es una espinita que tengo clavada, con esta labor al menos, me siento bien yo misma, y de paso, ayudo a los demás”. Ella nunca se mete en temas médicos, cuida mucho la higiene, “solo recomiendo cosas naturales y, cuando hay algo, siempre les aconsejo que vayan al médico”.
Hoy es martes. Normalmente las ‘consultas’ de Luisa son los viernes, pero en el rato que llevamos de entrevista ya han venido algunas vecinas. “Me han dicho que Luisa estaba aquí y he venido”, dice María Niebla, una de las primeras ‘pacientes’. Para los vecinos, Luisa es una heroína. Lástima que no haya logrado su sueño, porque tiene madera.
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