CanSat. Ese es el nombre del proyecto que ha puesto en marcha la Agencia Espacial Europea con el objetivo de desafiar a estudiantes de toda Europa y que están desarrollando actualmente cinco alumnos de primero de bachillerato del IES La Cala de la asignatura Tecnología e Ingeniería. Matías Silva, Carlos Ramírez, Carlos Oliver Grandosky, Cecilia Redondo y Daniel Meissnitzer son los integrantes de este grupo autodenominado Promethea Orbis, que afrontan el reto con el que tendrán que llevar a cabo dos misiones: la primaria, que consiste en la construcción y lanzamiento de un minisatélite del tamaño de una lata de refresco, y la secundaria, de libre elección pero con valor científico.
Según explicó Silva, “la misión primaria, es decir, la obligatoria, consiste básicamente en tomar datos de las piezas del propio dispositivo para poder también llevar a cabo la misión secundaria del mismo, y ya en base a eso poder seguir adelante con el proyecto”. Su compañero Carlos Ramírez contó que “este proyecto lo llevamos haciendo desde principio de curso, desde cuando nos lo asignó nuestro profesor Alberto Bermúdez”. En clase es donde Promethea Orbis ejecuta este proyecto en el que, además, han tenido que crear el nombre, diseñar su logo, hacer el prototipo del satélite, el paracaídas, su antena, encargarse de la mecánica interior y de la programación del diseño, por su parte, Oliver agregó que “el profesor nos comentó que el instituto participaba en este tipo de proyectos y nosotros, entusiasmados, le dijimos que queríamos participar en él, por lo que nos explicó que, poco a poco, iríamos adquiriendo los conocimientos necesarios para que a mediados de curso empezaramos con lo que es el proyecto en sí”. Algo que motivó a estos jóvenes: “a mí nunca me habían propuesto un proyecto así y la verdad es que nos trajo mucha curiosidad porque es algo raro que no se suele hacer en el instituto”, afirmó la única chica del grupo, Cecilia Redondo.
Una vez que tengan todo listo estos alumnos acudirán a la competición regional donde presentarán su proyecto y si se clasifican podrán enfrentarse a otros institutos a nivel nacional o incluso europeo. “Lo más importante es que cada componente del grupo pueda aprender todo lo que supone CanSat porque todos tenemos nuestro lugar en el proyecto”, concluyó Meissnitzer.
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