Quedamos con Diego Morilla Morales una mañana en la Peña Flamenca Unión del Cante de Las Lagunas de Mijas (de la que es socio). Viene con su ordenador y cargado de papeles. Muchos papeles. Él es colaborador de Mijas Comunicación desde hace muchos años, ya que conduce y dirige el programa de Radio Mijas ‘Flamenco de papel’ desde 2019. Un espacio radiofónico en el que este “enamorado del flamenco”, como él mismo se autodefine, cuenta la biografía de los personajes más conocidos del arte jondo y también de los menos conocidos y olvidados. Diego es además autor del blog con el mismo nombre: flamencodepapel.com.
¿Pero por qué flamenco ‘de papel’? ¿Y qué fue antes el blog o el programa de radio? ¿O los dos espacios nacieron al mismo tiempo?, le preguntamos. En una entrevista que nos concedió y que fue larga, interesante y cargada de muchas muchas anécdotas, y que nadie como él sabe narrar. “La idea de ‘Flamenco de papel’ surge porque había, digo había porque parece que ya no se actualiza desde hace tiempo, un blog en internet llamado ‘Flamenco de papel’ que se dedica solo a recoger periódicos antiguos. Entonces yo pensé ¿y por qué no ir un poquillo más allá? Y recoger otro tipo de fuentes, como libros, cartelería, fotos, discografía... y con eso hacer además un espacio radiofónico donde ir aportando datos más actualizados y completar la biografía de los diferentes artistas del flamenco”.
Mucha de la información que aporta Morilla tanto en el blog y, por tanto, también en la radio, viene del Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco. “La gran mayoría de información que hay en internet está basada en el DEIF de finales de los 80. Ahí Blas Vega y Manuel Ríos Ruiz hicieron un trabajo muy bueno. Recogieron datos, fotos, cartelería de artistas, etcétera. Pero eso no está actualizado y la mayoría de la información que hay en internet es un corta y pega de ese diccionario. Entonces yo lo que hago es ir actualizando todo eso, porque hoy en día hay mucho más medios que antes, y voy reconstruyendo la trayectoria artística de muchos artistas”.
“Gran parte de la información que recojo también viene de un libro que escribió Fernando de Triana en el año 1935 en Madrid. Fernando de Triana fue un cantaor, guitarrista, escritor, letrista y fue un hombre culto en esa época y fue recogiendo información también. Gran parte de la información yo la voy tomando de ahí, claro, con mucha precaución y contrastando”, añadió Morilla.
Respecto a los certificados de nacimiento y de defunción que Morilla va recabando, muchos de ellos le llegan después de meses de espera, él explica que contiene información muy valiosa pero que también hay que ser cautos. “Esto de los registros civiles también hay que tomarlo con mucha precaución, porque también ahí se cometen errores. Hay que tener en cuenta que ahí lo que hacen en el documento es poner lo que dice el declarante en cada caso, pero bueno, al fin y al cabo, son documentos oficiales”.
Más de un centenar de artistas investigados
Hasta la fecha Diego ha investigado ya a más de un centenar de artistas (“y los que me quedan”, asegura). Certificados de nacimiento y defunción, prensa antigua, cartelería, discografía, libros, revistas, hemerotecas físicas y online, contacta con los familiares si los hay... Morilla investiga sobre los artistas sin límites, sin descanso... “Soy muy cabezota, no me rindo y he encontrado montones de cosas, pero claro, me paso las horas y las horas buscando, investigando, leyendo... me gusta todo eso”. Y lo hace, nunca mejor dicho, por amor al arte y “por justicia” también, aclara.
“Yo lo veo como una llamada interior que tengo ahí, de una cosa que me gusta tanto y me siento comprometido. Además, yo creo que es de justicia que la biografía de un cantaor, de una cantaora o de un guitarrista se le llame por su nombre”. Porque lo que Diego persigue es contrastar los datos que hay o buscar los que no hay, nombres, fechas... “Se trata es de enderezar entuertos, como decía Manuel Yerga Lancharro, un flamencólogo, un hombre muy estudioso, que tenía un sección en la revista de flamenco Candil de la Peña Flamenca de Jaén” y que más tarde también escribió un libro con el mismo título. “Pues eso. No es que uno sea más sabiondo que nadie. Uno lo que hace es dedicarle a esto muchas horas, pudieron quizas hacer otras”.
El Niño León, Pepe Palanca, La Niña de Antequera, Antonio Moreno, Antonio El de la Calzada, Manolo El malagueño, Melchor de Marchena, El Niño Ricardo, El Cojo de Huelva, Gordito de Triana, El Chato de Las Ventas, Gabriel Macandé, Rita La Cantaora, Don Antonio Chacón, Silverio Franconetti, El Carbonerillo, La Niña de Los Peines, Enrique El Mellizo, La Trini, El niño de Azuaga, de Pepe El limpio, del Lavao de Pará y cómo no, de Juan de La Loma, son solo algunos de los artistas investigados o por investigar por Morilla en ‘Flamenco de Papel’, que lleva ya realizados 167 programas, porque también habla Diego en su programa, y en su blog, de los palos del flamenco.
Datos curiosos
Anécdotas tiene él mil, de todo lo investigado durante años. Como que El Cojo de Huelva “ni era cojo ni era de Huelva” o como que La Niña de Antequera nació en la calle Ermitaño de Málaga y no en Antequera, que El Niño León “en el diccionario de Blas Vega dice que se llama Francisco José Rosado, cuando en su acta de nacimiento pone Juan Rosado Clavijo” o el caso de El Gordito de Triana, al que siempre se le llamó Manuel Alas Pacheco, cuando en realidad es Manuel Mas Pacheco. ¿Que justificar todos estos datos sea importante o no? Para Morilla “no debemos olvidar que el flamenco es patrimonio universal de la humanidad, es nuestro patrimonio cultural, entonces yo creo que es de justicia que al César lo que es del César, ponerle a cada uno su nombre”.
Un enamorado del flamenco
Morilla, como ya se sabe, es también profesor de guitarra en la Universidad Popular de Mijas desde el año 2000. Por sus clases han pasado cientos de aprendices. Él estudió pedagogía, con la especialidad de orientación escolar. “Siempre tuve esa inquietud por el tema de la enseñanza. De niño me gustaba jugar a la escuela y le ponía los deberes a los niños”. Él es también guitarrista y a nivel local ha acompañado a prácticamente todos los cantaores que hay.
En este caso es autodidacta, aunque después fue al conservatorio, pero ya sabía tocar. “Yo de jovencito he llegado a llorar porque quería hacer cosas y no podía. Nadie me las enseñó. A mí me hubiese gustado tener un profesor, un buen profesor de guitarra, y me hubiera ahorrado muchos vicios que adquirí”, reconoce, algo que siempre le relata a ‘sus niños’.
A sus 66 años, cuando se jubile Diego ya tiene su plan: “a ver si le puedo echar alguna hora más al día a investigar” (risas). “Tengo la sensación de que cada vez sé menos del flamenco, es curioso, porque todo lo que yo he leído de esas biblias sagradas del flamenco, ahora me doy cuenta de que había muchos errores. Y es normal, porque antes tenían unos medios escasos y limitados. Un porcentaje muy alto de la historia del flamenco habría que revisarlo. Pero esto lo debería hacer una institución, que tiene muchos más medios que yo. Yo solo pretendo aportar mi granito de arena”, reconoció desde la humildad y el respeto que le tiene a su gran pasión: el mundo del flamenco.
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