Son días de reunirse en torno a una mesa compartiendo en familia una bandeja de buñuelos de viento o huesos de santo, de encargar ramos y centros de claveles o crisantemos para visitar a lo que ya no están y dejarles un recuerdo en forma de arreglo floral. Tradiciones que se transmiten de generación en generación y que, aunque hoy en día convivan con otras venidas de otros países, siguen manteniendo en Mijas su razón de ser. “Vivimos en un municipio de más de 150 nacionalidades pero yo creo que hay que apostar siempre por lo nuestro, por nuestras tradiciones; no podemos perder el norte de dónde venimos y los días tan importantes que tenemos en el calendario y que representan nuestra cultura”, apuntó al respecto la alcaldesa de Mijas, Ana Mata (PP), que visitó la panadería Las Torres, en Las Lagunas, y animó a los vecinos a “valorar el comercio cercano, ese comercio que apuesta por productos de calidad”.
“El puente de los Santos es una fecha muy señalada y la verdad es que la gente busca llevarse cosas típicas como los roscos de huevo, los pestiños, los borrachuelos, los huesos de santo…” explicó la propietaria de este establecimiento, Leticia de Vaca que, además de ofrecer en estos días las recetas tradicionales de estos dulces, con crema pastelera o yema tostada, apuesta también por rellenos más innovadores que pasan por el kinder bueno o el chocolate. Para la regidora, “‘Mijas con alma’ pretende precisamente que apostemos por esa Mijas con contenido y ese día 1 de noviembre es el día que todas las familias hemos pasado siempre juntas recordando a todos nuestros difuntos, reuniéndonos alrededor de una mesa con los huesos de santo, las rosquillas o los buñuelos”. Ana Mata también incidió en la importancia de transmitir esta tradición a aquellos que vienen de fuera, “al igual que ellos nos animan a celebrar Halloween”.
Panadería Quero
Pero no solo en las Torres es posible hacerse con un buen surtido de dulces típicos del Día de Todos los Santos. En Mijas Pueblo, concretamente en la panadería Quero, en calle Málaga, también se puede acompañar el café o el chocolate con un pastel propio de esta fecha. “Cuando empieza el tiempo de frío y los días de lluvia, a la gente le apetece quedarse en casa o salir a merendar; entonces se hacen muchos dulces típicos que luego el resto del año no se suelen hacer, como son los buñuelos, los huesos de santo o las empanadillas”, explicó el copropietario de este negocio, Francisco González. La batata y la yema, dice, siguen siendo los sabores por excelencia de estos dulces, aunque se abren camino gustos nuevos “como el kinder, el lotus o el limón”.
Y no solo se adaptan a los nuevos tiempos, también a todas las edades. Por eso, además de los pasteles tradicionales, también es posible encontrar en panadería Quero galletas de mantequilla y fondant perfectas para regalar en Halloween, que hacen las delicias de los más pequeños y que, asegura Francisco, “se venden muy bien en estas fechas”.
La Canasta
También llega hasta La Cala la tradición de endulzar el primero de noviembre. Concretamente hasta La Canasta, en la calle Butibamba, donde además de los vecinos de la zona, ingleses y holandeses desayunan y meriendan pestiños, empanadillas o huesos de santo. “El buñuelo es el producto estrella en estas fechas, se lo das a probar a los turistas y les gusta; el hueso de santo es más español, mientras que los chocolates de Halloween para los niños se venden un montón”, explica la copropietaria de La Canasta, Concha Blanco.
Fiel a su filosofía de apostar por productos de temporada, La Canasta llena sus vitrinas de buñuelos de todos los sabores, kinder, vainilla, nata y turrón, huesos de santo de yema o batata, chocolates con forma de vampiro o calabaza, galletas de mantequilla y magdalenas rellenas con motivos terroríficos. Todo ello, asegura Concha, se lo damos a probar a los extranjeros. “Se los llevan a sus países porque les resulta muy sabroso el relleno que tienen, para ellos es fácil de digerir y les gusta”, dice Concha.
Floristería Iris
Otro sector que no para en estos días es el de las flores. Dice la propietaria de Floristería Iris, Inmaculada Pérez, que “aquí en Mijas se está manteniendo esta tradición, porque incluso yo tengo clientes que sus familiares han sido incinerados y el Día de Todos los Santos compran sus flores”. Apunta, además, que cada vez se compran menos flores en el momento y se suelen hacer más encargos. Y es que, desde mediados de septiembre, su puesto en el mercado municipal de Mijas Pueblo bulle de actividad. La mayoría de las flores vienen de Colombia, Ecuador u Holanda y, por eso, los pedidos deben hacerse con un mínimo de diez días de antelación. “Lo que más se vende con diferencia es el clavel, la paniculata, la rosa y el crisantemo, que casi se había perdido y ahora está muy moda”, apunta y asegura que, en cuanto al tipo de encargo, “lo que más se suelen pedir son centros para jardineras, que lucen más que los ramos”.
En estos días, buena parte de la familia se vuelca en el negocio familiar y es que falta hace. El año pasado, en solo tres días, se llegaron a completar unos 400 encargos, por lo que toda la ayuda es bienvenida. Una muestra más de que la modernidad no está reñida con la tradición y de que el Día de Todos los Santos sigue manteniendo en Mijas buena parte de su esencia.
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