Cuántas veces le habrá oído decir a unos padres que su hijo no come si no se le pone delante de una pantalla. Y es que cuando los pequeños ven los vídeos se quedan absolutamente embobados, y comen sin ni siquiera ser conscientes, incluso, de qué ni cuánto están comiendo. Así, un estudio asegura que el tiempo que los menores españoles emplean en medios de ocio con pantallas, ordenadores, teléfonos móviles, televisión y videojuegos, influye de manera negativa en sus hábitos alimentarios. Esta investigación se enmarca en el estudio PASOS (acrónimo de las siglas en inglés Physical Activity, Sedentarism and Obesity in Spanish Youth), de la Fundación Gasol. “Hemos hecho el estudio para conocer la actividad física y la obesidad en niños y adolescentes españoles. Se ha evaluado en toda España a casi 4.000 niños y adolescentes y en Andalucía nosotros hemos medido a casi 700 niños y adolescentes”, explica la investigadora de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UMA Julia Wärnberg, autora principal de este trabajo, que ha sido publicado en la revista científica ‘Journal of Clinical Medicine’.
Esta es la principal conclusión que se desprende de una investigación desarrollada por el grupo EpiPHAAN (Epidemiology, Physical Activity, Accelerometry and Nutrition) de la UMA y del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA). Los niños que han sido analizados tienen entre 8 y 16 años y pertenecen a 245 colegios de toda España. El objetivo era evaluar los niveles de actividad física, el sedentarismo, los estilos de vida y la obesidad de jóvenes españoles y sus familias. 13 grupos de investigación diferentes forman parte de PASOS. En concreto, EpiPHAAN se ha encargado de liderarlo en Andalucía, donde se han estudiado a más de 700 menores. “Nuestro grupo de investigación de la UMA ha profundizado entre los medios de ocio pasivo en niños y adolescentes, el nivel educativo de los padres y la dieta mediterránea y hemos encontrado que a mayor número de horas empleadas con móviles, ordenadores o televisión, encontramos peor adherencia a la dieta mediterránea”, añade Napoleón Pérez, miembro de EpiPHAAN y otro autor del estudio.
“La dieta mediterránea es una de las más completas, equilibradas y saludables, ya que previene la obesidad y es un seguro de vida frente a las enfermedades cardiovasculares”, añadió Wärnberg. Y los resultados de este estudio indican que cuanto mayor es el tiempo que los niños y adolescentes están expuestos a pantallas, menor es el consumo de frutas, verduras, legumbres, pescado y frutos secos, alimentos esenciales de la dieta mediterránea; y más alto el de dulces, golosinas y comida rápida.
Según señalan los expertos, el seguimiento por parte de los menores de una dieta mediterránea es importante para mantener buenos hábitos alimentarios, disminuir la probabilidad de sufrir obesidad infantil y para mejorar su salud en la vida adulta. “Es fundamental promover esta dieta, así como los hábitos de vida relacionados con ella, tales como la actividad física y la reducción de las conductas sedentarias”, advierte la investigadora de la UMA.
Nivel educativo, otro factor
Igualmente, los científicos han mostrado en este trabajo que el bajo nivel educativo de los progenitores influye en la adopción de peores estilos de vida de los menores, entre los que se encuentra una mala alimentación, así como un menor conocimiento y conciencia de aspectos nutricionales. “Cuando el nivel educativo de los padres es más bajo, esa adherencia a la dieta mediterránea también es peor, por tanto, menor consumo de comidas saludables”, detalla Pérez.
Es mejor comer sin pantalla
El debate de comer o no frente a una pantalla es ya bastante antiguo. Siempre se ha recomendado que mejor comer sin tele, y ahora también, es preferible sin móvil, sin tablets y sin videojuegos. Y son muchos los motivos que justifican este consejo. El niño al que se le pone delante de la pantalla para que abra la boca, no está pendiente de los elementos de saciedad, está distraído sin ser realmente consciente de los sabores y probablemente coma más de lo que necesita. Además, el niño está ajeno a la rutina alimentaria, se está perdiendo todo lo que ocurre en la mesa, por lo que no está aprendiendo ni disfrutando del tiempo en familia. En conclusión, a más pantalla, peor alimentación, menos actividad física y peor salud.
Algunas conclusiones
La población infantil y adolescente en España supera en prácticamente 1 hora al día la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el uso de pantallas entre semana y en más de 2 horas y 40 minutos durante el fin de semana.
La OMS recomienda un uso máximo de pantallas de 120 minutos diarios, tanto para la población infantil y adolescente (de 5 a 17 años de edad) e indistintamente para los días de entre semana como el fin de semana.
3 de cada 5 niños y adolescentes no cumplen con la recomendación de la OMS de práctica de actividad física diaria. Por el contrario un 36,7% sí que alcanza un mínimo de 60 minutos de actividad física para los siete días de la semana.
2 de cada 5 niños españoles de entre 6 y 9 años tienen sobrepeso u obesidad, según datos sobre la obesidad infantil de 2018.
Entre un 42 y un 63% de los niños que presentan obesidad en la edad escolar, tendrán obesidad en la edad adulta.
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