¿Qué pasa cuando algo que no me gusta no se puede cambiar? Hay situaciones que no gustan pero uno puede sobre llevarlas. Pero también hay esas otras situaciones que no gustan de verdad, de esas que te quitan las ganas de comer, o te levantan jaqueca, o hace que tu suelo se convierta en agua y que las paredes se derritan. Son esas situaciones en las que uno pone tanto de sí para tratar de cambiar algo o de comprender, que llega al límite de sus fuerzas.

¿Qué puedo hacer cuando algo no me gusta de verdad? Me deshago en lágrimas, me consumo avivando lo irresoluble, me sumerjo en alcohol, dinamito mi edificio, niego la realidad, me agito como una cucaracha boca arriba, voy de profesional en profesional hasta que me den la técnica mágica… Las situaciones, las personas, los acontecimientos que no gustan de verdad son difíciles de encajar, y ahí cada uno hace lo que puede. A veces se dan respuestas inadaptadas, y otras veces se dan respuestas que permiten seguir viviendo con dignidad.

¿Cuál es el tema qué más disgusta a la mayoría de la gente? Lo que no gusta pero que es llevadero puede ser común en muchas personas. Pero lo que no gusta de verdad es algo muy particular de cada uno, por eso lo más insospechado puede resultar intolerable.

Lo que hay es lo que hay, y lo que no hay no hay. Cada uno es responsable de hacer algo con eso imposible de cambiar con lo que se ha encontrado. Para esta tarea vital es un buen aliado reconocer nuestros límites y hacer las paces con ellos, para no poner nuestra energía en pretender algo imposible, y así tenerla disponible para algo que sí sea posible. También es buen aliado no añadir un extra de exageración y dramatismo a los momentos difíciles o críticos. Siguiendo con los aliados es muy interesante estar advertidos de cuáles son nuestras tendencias, esto hará que podamos manejarnos de otro modo en el día a día.

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