Las calles de Mijas Pueblo se convirtieron, durante el pasado fin de semana, en la capital de la cultura, la magia y el embrujo andalusíes gracias a la primera edición del Festival de la Luna Mora de Mijas, que atrajo a miles de personas para disfrutar de las actividades, puestos de artesanía y gastronomía distribuidos en el entorno de La Muralla con la única luz de 5.000 velas. Una cita que sus organizadores no han dudado en calificar como un “éxito incuestionable” de público. “Estamos bastante sorprendidos por la repercusión y la cantidad de público que ha venido hasta Mijas. Según la organización, el sábado 19 pasaron por La Muralla cerca de 20.000 personas. De hecho, la caravana de coches para llegar hasta Mijas Pueblo era kilométrica”, manifestó el concejal de Cultura, Santiago Martín.
La gran afluencia se dejó sentir, especialmente, en comercios y restaurantes. Algunos de ellos, según el edil, “no pudieron abrir el domingo porque se les acabó el género”. En cuanto a los aparcamientos, desde primera hora de cada jornada, se llenó el parking Virgen de la Peña, además del patio del CEIP San Sebastián, el llano de la calle Tamisa e, incluso, el sábado, la zona de Las Canteras. En este caso, se permitió aparcar de forma excepcional en la entrada al pueblo.

{tab La avenida de los mesones}

Bajo este nombre, el lado izquierdo de La Muralla aglutinó numerosos puestos donde tomar un aperitivo a base de comida árabe, degustar un té moruno, adquirir pan artesanal o quesos de diferentes variedades. Junto delante de la parroquia, se colocaron los stands dedicados a artesanía, con tallas de madera, abalorios o bisutería fabricada a mano.

{tab Aprendiendo técnicas de antaño}

En la jaima situado junto a la plaza de toros, se habilitó un rincón reservado a los niños. En él, se organizaron diferentes talleres, como el de xilograbado (en la imagen de la derecha), impartido por Daniela Rivero. Además, para los pequeños visitantes, se organizaron diversos cuentacuentos, de la mano de la compañía Cientacuentos Cuentapiés.

{tab Risas en compañía}

Anunciándose con el sonido de un tambor, la ‘princesa fea’ y su escudero recorrieron cada jornada los distintos escenarios del festival buscando un marido para la futura reina. Curiosamente, ninguno de los visitantes quiso acompañar a la heredera hasta su reino. Eso sí, no sería por falta de candidatos, dado el gran número de asistentes a esta cita de ocio.

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