Para nada ha caído en el olvido la política de reforestación emprendida por el equipo de Gobierno el pasado año, y que solo tuvo que ser descansada por la temporada seca y calurosa, como es nuestro verano, tras los devastadores incendios ocurridos en Mijas en 1992, 2001, 2011 y 2012
Así, con la llegada del otoño, se ha procedido a una primera adjudicación por más de cuarenta mil euros para la compra y plantación de 12.500 árboles para ser sembrados en El Calvario, que será continuada por otra con 17.500 árboles con destino a la Cantera del Barrio y Las Muñequeras, siendo 30.000 los ejemplares netos que darán vida a nuestra sierra de Mijas y Alpujata, al contemplarse en el pliego de condiciones, la reposición de los ejemplares que no hubiesen agarrado en una primera siembra.
No cabe ya ninguna benevolencia contra quienes hacen caso omiso de las elementales reglas del fuego ni contra quienes pudieran alegar ignorancia: no hacer barbacoas, no quemar rastrojos sin expreso permiso, mantener caminos, solares y parcelas expeditas de maleza y elementos susceptibles de arder, sin olvidar los planes de autoprotección para las urbanizaciones. Caiga sobre los que inclumplan estas normas el peso de la leyEstamos, sin lugar a dudas, ante la mayor acción de reforestación de la historia en Mijas, por la inversión realizada, por la planificación técnica, por la involucración a nivel institucional, empresarial y social, y por el decidido impulso que el Ayuntamiento de Mijas está aplicando en cada uno de los necesarios pasos para llevar a cabo esta titánica labor.
Tras la devastación causada en las últimas dos décadas por la acción del hombre en clave de intención, negligencia o accidente, las heridas de la sierra comienzan a cicatrizar, aunque aún no se verán resultados hasta dentro de 5 o 10 años, no consiguiéndose la plena recuperación hasta que hayan transcurrido algo más de cincuenta. Son plazos que nos llevan de inmediato a pensar en la gravedad de un incendio forestal, añadiendo a la masa verde el daño causado a la fauna, a la economía, al paisaje, al turismo y al alma de las personas amantes de la naturaleza.
Las políticas emprendidas en prevención son determinantes y justificadas, bienvenidas aquellas que ahora llegan por vía judicial con el endurecimiento de las penas para los pirómanos, con el rechazo social más radical para los que imprudentemente aún no se han enterado que hacer acopio de maleza y pegarle fuego sin más, es un grave delito contra la naturaleza y los ciudadanos.
Hay que sumar la decidida voluntad de colectivos que dedican parte de su tiempo a la reforestación cada vez que son convocados, como cuando caigan las primeras lluvias y el suelo esté preparado para esa inseminación de vida de color verdeNo cabe ya ninguna benevolencia contra quienes hacen caso omiso de las elementales reglas del fuego ni contra quienes pudieran alegar ignorancia: no hacer barbacoas, no quemar rastrojos sin expreso permiso, mantener caminos, solares y parcelas expeditas de maleza y elementos susceptibles de arder, sin olvidar los planes de autoprotección para las urbanizaciones. Caiga sobre los que incumplan estas normas el peso de la Ley.
Pero cabe espacio para la esperanza, al menos en nuestro municipio. A la determinación demostrada por el equipo de Gobierno, a la eficacia de Policía Local, Protección Civil, Voluntarios y Bomberos, hay que sumar la decidida voluntad de colectivos que dedican parte de su tiempo a la reforestación cada vez que son convocados, como cuando caigan las primeras lluvias y el suelo esté preparado para esa inseminación de vida de color verde. La fauna autóctona también se recuperará, los ciudadanos lo respirarán, los senderistas lo disfrutarán, los turistas lo admirarán y los poetas, lo contarán: ‘… entonces se plantaron más de un árbol por cada dos mijeños empadronados…’
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