Te invitan a una fiesta por whatsapp, te felicitan por whatsapp, le dices a tu jefe que no vas a trabajar por whatsapp, cortas con tu novio por whatsapp, pides un taxi por whatsapp, encargas un bocadillo por whatsapp, discutes por whatsapp. ¡Cuantas cosas se pueden hacer con whatsapp!Tenemos que establecer una diferencia, porque no todo lo que decimos tiene la misma relevancia. Es distinto hablar con un jefe, con un novio, con amigo, con un cliente. También se puede establecer diferencia respecto al contenido de la información que queramos dar. Es incuestionable la utilidad que nos presta la comunicación por mensajería instantánea, pero para todo no vale.

Es una forma de comunicarse rápida, cómoda, barata, y también es un ahorro de compromiso, en definitiva cuesta poco en cuanto economía libidinal se refiere. Quiero decir que es una forma de comunicación donde se requiere de nosotros poca implicación, se pueden enmascarar emociones, se evita dar muchas explicaciones, ciertamente es una comunicación más fría y distante, donde uno evita de este modo exponerse.

A la hora de tratar ciertos temas más personales, quien elige la comunicación instantánea no sólo está evitando exponerse, sino que también está evitando encontrarse con otra persona. El problema de la comunicación directa es que hay otra persona que también habla, demanda, cuestiona, tiene sus propias ideas y opiniones, y en un momento dado puede hacernos dudar, o incluso nos puede incomodar. A veces uno no se encuentra preparado para dar respuestas, o es demasiado vulnerable ante las intervenciones de otro, y prefiere esconderse.

Aunque la mensajería instantánea nos brinda muchas posibilidades, cada cual tendrá que valorar qué quiere obtener y en función de eso elegir un modo de comunicación u otro. Hay cosas que la mejor forma de exponerlas es dando la cara. Pero no siempre se tiene la valentía de estar frente a otro.
 

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