Querida:
Sé que no hago todo lo que me pides: llevarte el coche al garaje, acompañarte a tal o cual sitio, ir de compras, prestarte dinero, llamar al gestor, o cualquier otro favor. A veces lo hago, otras veces no lo hago porque no puedo, o porque sencillamente no quiero.¿Pero acaso tengo yo que hacer todo lo que me pides? ¿Acaso soy yo el cemento que tape tus grietas?
He notado en ti, que a veces me valoras según el número de veces que puedes contar conmigo. La formula sería: tanto hago por ti, tanto me quieres. Lo siento como un verdadero peso, y encima a esta losa hay que añadir que en función de mi determinación el talante de tu carácter puede cambiar. Me pregunto si tengo yo que estar a tu disposición, o diciéndolo más duramente, si tengo que ser tu sirviente. Quiero que entiendas que a veces te podré echar una mano, pero tu esclavo no soy. Sé de sobra que te gustaría que te ayudara, o incluso se que a veces lo que quieres no es ayuda sino que haga yo las cosas directamente, pero no siempre se puede. Además no tengo por qué hacerme responsable de ti, no soy ni tu padre, ni tu madre, ni tú eres una niña pequeña.
Me parece que crees erróneamente que existe un “deber de marido”. Y das por supuesto que tú tienes ciertos derechos y yo ciertas obligaciones. No sé si olvidas o desconoces que somos dos personas distintas, cada una con su deseo, sus inquietudes y sus insatisfacciones.
Te pido que no me quieras solo por los favores que te hago o no te hago, sino también por otras cosas: por mi alegría, por mi buen humor, por la tranquilidad que te doy, por cómo te escucho, por cómo apoyo tus proyectos aunque yo no los comparta, por los buenos ratos que pasamos juntos, por las actividades que compartimos. Yo no soy mejor persona porque colme todas tus peticiones. Al revés, si colmara todas tus peticiones eso hablaría mal de mí. Hablaría mal de mí siempre que yo hiciera los favores como un sacrificio, si ello supusiese auto-relegarme, y siempre que estuviera lejos de ser un gesto amable y lleno de amor.
Querida, estoy muy contento de poder decirte todo esto. Me he quitado un peso de encima al aclararme yo mismo con la posición que ocupo como marido. Ahora queda que tú lo comprendas. Confío en que así sea por tu propio bienestar y por ende por el buen funcionamiento de nuestra relación.
Esto que me pasa contigo, también me pasa con otros seres queridos. He decidido que luego se lo diré también a mi padre y a mi hermana. Es verdad, conmigo no se puede contar para todo.
Te quiero.
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