Los veranos en AFA Mijas son diferentes gracias a los chicos que participan en el programa de voluntariado que esta entidad pone a disposición de los jóvenes durante los meses estivales. Desde el año 2014, la Asociación de Familiares de enfermos de Alzheimer y otras demencias lleva realizando este programa de voluntariado de jóvenes entre 8 y 17 años. Este verano, son 25 los chicos que han decidido compartir parte de sus vacaciones con los usuarios del centro. Los beneficios son muchos para los mayores como bien nos relata la directora del centro, Mari Carmen López: “A los mayores les sirve de motivación a la hora de hacer esas actividades del tratamiento de estimulación cognitiva. También aumenta su autoestima, también porque ellos piensan que esos jóvenes, que podrían estar en verano en la playa, vienen a verme y me ayudan. Se crean lazos bonitos de un año al otro entre ellos”.

Y los voluntarios que participan también se llevan una infinidad de aprendizajes, “primero porque se llevan una formación específica, además ayuda a desmitificar esa idea de que con el enfermo de alzhéimer no se puede estar ni puedo hablar, cuando vienen aquí se dan cuenta de que ellos tienen sus dificultades pero también les ayudan y les aportan cosas, como vivencias y experiencias de la juventud”, añadió la director del centro.

 

Hablamos con algunos de estos jóvenes voluntarios para saber por qué están participando en el programa. Lucía Jiménez nos contó, entre risas, que estaba haciendo este voluntariado “porque yo tengo dos hermanas pequeñas que no van a ningún campamento, me tiene un poco harta, y me he apuntado aquí para entretenerme un poco”. Por su parte, Iana Moreno se animó a participar “porque mi hermano viene aquí desde pequeño, me animó a apuntarme, y gracias a él estoy aquí”. Y Ángel Cortés, ya veterano porque repite voluntariado este año, contó que volvía a vivir esta experiencia “porque el año pasado me gustó mucho, estuvimos con los abuelos muy bien, me lo pasé muy bien y por eso he venido otra vez este año”.

También nos contaron todo lo que están aprendiendo con esta experiencia. Lucía tiene un objetivo claro como es “aprender a cuidarlos mejor, porque como yo en casa tengo a mis dos hermanas, pues me viene bien saber cómo cuidarlos. Además tengo un perro y un gato”. Iana expresó que sobre todo “aprendo muchas cosas con ellos y me gusta escuchar sus historias” Ángel dijo algo que sin duda le da razón a esta labor: “para los abuelos es una ayuda muy grande”.

Sin duda, la convivencia entre ellos está creando unos lazos difíciles de romper.

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