El Viernes de Dolores por la tarde, como es tradición, los hermanos de la Archicofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores trasladaron sus imágenes hasta la casa hermandad acompañados por el pueblo. Un acto que sirve también de antesala a la Semana Santa.
Desde la ermita de San Sebastián hasta calle Alegre, es decir, alrededor de 200 metros, fue la distancia que recorrieron los hermanos de esta archicofradía, que volvió a sacar en andas sus imágenes como antaño, a horquilla y correón. Una tradición que se remonta al año 1993 con la que la solemnidad se apodera de las calles. “Ha sido un traslado muy íntimo, como siempre. Viendo las caras, sobre todo, de las personas mayores que te hacen sentir lo que ellos han vivido. Es una emoción muy profunda porque ves esas personas que tienen una manera distinta de mirar a las imágenes”, expresó el hermano mayor de esta archicofradía, José Javier Martín. Además, mostró “mucho respeto hacía todos los hermanos que han venido” y quiso “dar las gracias a todos los que nos han acompañado”.
Un acto que tiene un encanto diferente y que se desarrolló bajó la atenta mirada de vecinos y turistas, que fueron subiendo por calle San Sebastián. Al peculiar sonido de la madera rozando el suelo también le acompañaron los sones de la banda de música Manuel Amador de Alhaurín el Grande. Era la primera vez que el párroco de Mijas Pueblo, Hermán Marcel Lunar, vivía este traslado y afirmó que “esta Semana Santa es de emociones. Para el sacerdote, por supuesto, conlleva mucha carga emocional en sí misma pero cuando te han cambiado de pueblo y vas conociendo calles, vas conociendo a los muchachos y vas viendo la manera tan particular con la que se realiza el traslado, se te aflora el corazón”.
Un sentimiento muy emotivo
Respeto y emoción se respiraba en el ambiente, en el que tanto mayores como pequeños mostraron su admiración hacia los titulares de esta hermandad. “Costumbre, cariño, cercanía… nosotros vivíamos en esta calle, ahora está mi madre, y por cercanía y por cariño le tenemos mucha devoción”, explicó María Isabel Moreno, que acompañó a su hijo Miguel Padilla, ambos hermanos del Nazareno, y quien afirmó que el traslado “es una emoción ya que el estar al lado o cerca de Jesús me gusta”. Una tradición familiar que también vive Francisco Javier González junto a su padre. Los dos portaron al Cristo “como siempre, cómodos. Ha sido muy chulo, me ha gustado mucho”. Otras hermanas, como Lucía Ruiz, comentaron que “es un placer hacerlo. Lo acompaño desde que soy chica y lo haré hasta que el cuerpo aguante”.
En este Viernes de Dolores también estuvieron presentes miembros de la corporación mijeña como la edil del equipo de gobierno Mari Francis Alarcón (PP), que contó que “estábamos temiéndole al tiempo pero al final nos ha dado un respiro, la verdad es que había bastante personas esperando para verlo pasar. Es un acto muy bonito”.
Momentos muy intensos y llenos de sentimientos que se suman a la próxima salida procesional del Jueves Santo.
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