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Sábado 23/11/2024

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El reciclaje anticrisis

Durante el primer trimestre del año, Mijas depositó en los contenedores de basura orgánica 10.500 toneladas de residuos, lo que equivale a unas 115 toneladas cada día. Detrás de estas cifras, encontramos dos caras.

Durante el primer trimestre del año, Mijas depositó en los contenedores de basura orgánica 10.500 toneladas de residuos, lo que equivale a unas 115 toneladas cada día. Detrás de estas cifras, encontramos dos caras. La amable nos dice que el municipio ha logrado ahorrar 130.000 euros en la retirada y transporte de estos residuos al complejo medioambiental de Casares, en comparación con la situación anterior a la clausura del vertedero de Entrerríos. La cara más antipática la vemos cuando nos percatamos de que un 20% de lo depositado en los contenedores de basura orgánica era reciclable, es decir, estaba en el lugar equivocado.

El quid de la cuestión es que cuanto más reciclemos en los hogares, menos nos costará el proceso de retirada y transporte de la basura. Si, por ejemplo, tiramos envases en los contenedores de basura orgánica (lo cual es un error), estos aumentarán su peso y, por tanto, la empresa concesionaria del servicio cobrará más al Consistorio. Si tiramos la basura de forma selectiva, la factura será menos dolorosa. Actualmente, el municipio paga a Urbaser 39,66 euros por tonelada. 

El quid de la cuestión es que cuanto más reciclemos en los hogares, menos nos costará el proceso de retirada y transporte de la basuraPor tanto, el Ayuntamiento de Mijas no está atrapado en una continua obsesión cuando insiste a los ciudadanos en la importancia del reciclaje. Su valor no es exclusivamente medioambiental, va más allá, y se presenta como una útil herramienta para encarar la crisis y la obligada austeridad que deben afrontar sin titubeos las arcas municipales. Una sociedad que recicla protege su entorno, transmite una buena imagen, da lecciones de civismo y ahorra.

Cuando la necesidad aprieta se agudiza el ingenio y las buenas prácticas dejan de ser una opción para convertirse, irremediablemente, en una obligación. Del mismo modo que en nuestros hogares, desde que estalló la crisis, estamos más pendientes del agua, de las luces y del uso del automóvil, las administraciones responsables eliminan horas extras, reducen el gasto en material de oficina y optimizan el consumo energético. Dentro de este paquete de medidas anticrisis, se encuentra la apuesta por el reciclaje del Consistorio mijeño.

El equipo del alcalde Ángel Nozal tiene un mensaje claro con el que quiere llegar a los ciudadanos: el reciclaje protege el medio ambiente y permite ahorrar un dinero que se puede invertir en otros asuntos relevantes como la Renta Básica. Este discurso tiene ahora que calar en la sociedad, ya que, sin el respaldo vecinal, las buenas palabras se quedan, simplemente, en papel mojado.

Como parte de su campaña a favor del reciclaje, el Ayuntamiento ha aumentado y mejorado el deteriorado parque de contenedores que heredó del anterior mandato, ha trazado una ronda de reuniones con comerciantes y empresarios para transmitirles, en su calidad de grandes generadores de residuos, los beneficios del reciclaje, y ha puesto en marcha la construcción de plataformas para los contenedores que facilitarán la labor de Urbaser. Otras medidas son el cambio del sistema de recogida de basura en Mijas Pueblo, el mayor control policial sobre los vertederos incontrolados y la labor de concienciación entre la población.

Una sociedad que recicla protege su entorno, transmite una buena imagen, da lecciones de civismo y ahorraNada de esto es un nuevo, organizaciones ecologistas como Greenpeace llevan décadas pregonándolo por todo el mundo. En esta materia, debemos sensibilizarnos con la regla de las tres ‘r’: reducir, reutilizar y reciclar. Para proteger el planeta y nuestros bolsillos, podemos gastar menos electricidad, gas, agua, detergentes, toallas de papel, etc. Lo que ya esté usado y no queramos como folios, envases o ropa tiene una segunda vida. Aquello que ya está para tirarlo a la basura hay que depositarlo en su bolsa correspondiente y, de ahí, al contenedor que le toca. El proceso posterior ya es cosa de las empresas contratadas por las administraciones que, evidentemente, juegan una función clave que debe ser controlada para evitar malas prácticas.

En España, generamos más basura que la media de los países de la Unión Europea y estamos casi diez puntos por debajo en reciclaje. Cada año, gastamos 68 millones de euros en la recogida y tratamiento de envases que acaban en el contenedor equivocado y 65 se pierden porque no aprovechamos el valor de la materia prima (aluminio, metal o plástico) que no se recupera para su posterior reciclado. Está claro que algo está fallando en nuestros hogares, en la industria y en las instituciones. Mijas es un buen lugar para empezar a cambiar este panorama.  

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