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Lunes 29/04/2024

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La Divina Comedia de Dante celebra su 700 aniversario

El escritor y catedrático Eduardo Martínez rinde homenaje al poeta italiano Dante Alighieri en el VII centenario de su fallecimiento

Eduardo Martínez. El 14 de septiembre de 2021 se conmemorará el séptimo centenario de la muerte del Sommo Poeta, Supremo Poeta, Dante Alighieri. Este año correrán ríos de tinta para celebrar el aniversario del fallecimiento de uno de los más célebres e importantes escritores del universo literario.
Conociendo los límites periodísticos de mi evocación dantesca recordaré mi encuentro con Dante en el aniversario de su nacimiento y de su muerte.
Dante nació en Florencia entre el 14 de mayo y el 13 de junio de 1265. Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, pero consta el de su bautismo, que fue el 26 de marzo de 1266, posiblemente en el Baptisterio florentino.
En el aniversario de su nacimiento en 1965 yo me encontraba en Italia, en la amada ciudad de Perugia, capital de la región de Umbría y en la Università per Stranieri, Embajadora de la Cultura Italiana en el mundo, estudiaba la bella lengua de Dante y en el curso superior seguía los seminarios de Lecturas Dantescas impartidos magistralmente por el Profesor Ottavio Prosciutti, enamorado del Poeta Toscano, En dichos cursos además de sus conferencias los alumnos, bajo su docta enseñanza aprendíamos a recitar los Cantos de la Divina Comedia. Naturalmente me enamoré de Dante, “per Vita” y de su inspiración: Beatrice.
Con el Profesor Prosciutti seguimos los itinerarios del largo destierro de Dante, que murió en el exilio y nunca pudo regresar a su amada Florencia, teniendo que vivir de la generosidad de sus protectores. En los versos 58-60 del canto XVII del Paraíso lamenta el sabor amargo del pan ajeno y cuan duro es ascender y descender por las escaleras de los demás.
Largo fue su exilio si consideramos que fue condenado en 1302 y murió en 1321. En aquellos tiempos ser condenado al exilio significaba casi la muerte en vida, porque cualquiera podía acabar con su existencia (siendo premiado por ello, estímulo para los asesinos a sueldo) y el retorno a Florencia podía significar la ejecución en la hoguera. De hecho la esposa de Dante, Gemma di Manetto Donati, y sus tres hijos permanecieron en Florencia para que la casa del condenado no fuese expropiada y demolida.
Volviendo a mi encuentro con Dante, reconozco que en esta larga y vital amistad he llegado a entender al Profesor Prosciutti, que nos decía que leyendo la Divina Comedia (Dante por modestia la llamó Commedia, que para los griegos tiene un rango dramático inferior a la Tragedia, ya que la comedia representaba lo cotidiano y la tragedia los mitos y lo sagrado), se podía dialogar con el autor y nos decía que Dante era un poeta especial para los soñadores, ya que la Divina Comedia es el largo sueño de ultratumba.
Si Dante puede conversar con su maestro y guía en los círculos del Infierno y en la altísima montaña del Purgatorio y con Beatrice en el Paraíso hasta el Empíreo, la sede propia de Dios, en esta última etapa su guía será San Bernardo de Claraval. Así podríamos interpretar Dante ha sido guiado por la razón (Virgilio), por la Teología (Beatrice) y por la vida contemplativa, la gracia, porque para contemplar a Dios, se necesita la gracia que representa San Bernardo.
En el limitado espacio de este breve homenaje al Poeta Supremo, deseo enfatizar dos pensamientos sobre Dante.
El primero, su amor y respeto por la mujer. A lo largo de la historia de la literatura, ningún escritor ha elevado a la mujer de sus pensamientos a la altura de Dante a Beatrice (que no fue su esposa). En su obra Vita Nuova Párrafo XLII, como “prólogo” a su encuentro con Beatrice en el Paraíso de la Divina Comedia ya expresa la intención de la más elevada idealización de la Mujer, pensemos que fue hace setecientos años.
“…Después de este soneto se me apareció una visión maravillosa, en la cual vi cosas que me incitaron a no hablar más de aquella bendita mujer hasta tanto que pudiese tratar de ella más dignamente. Y en alcanzarlo me esfuerzo cuanto puedo, como ella en verdad sabe. Así, pues, si le place a aquel por quien toda cosa vive que mi vida dure algunos años, espero decir de ella lo que nunca de nadie se ha dicho. Y luego quiera aquel que es señor de toda cortesía que mi alma pueda irse a ver la gloria de su señora, esto es de la bienaventurada Beatrice la cual gloriosamente contempla el rostro de Aquel qui est per omnia saecula benedictus”
Ni tan siquiera nuestro Hidalgo Manchego llegó a idealizar a su Dulcinea del Toboso hasta hacerla símbolo de la belleza, perfección y virtud de la criatura humana, la Mujer, lo que logró Dante con Beatrice, inmortalizando su nombre y el género femenino.
El segundo es la defensa que Dante hizo de la lengua “volgare”, que gracias a él y a los grandes escritores del siglo XIV Francesco Petrarca, Giovanni Boccaccio y posteriormente Niccolo di Bernardo dei Machiavelli (padre de la moderna Ciencia Política) alcanzó la categoría de “lengua literaria”.
En mi breve artículo que los límites periodísticos exigen deseo divulgar en mis conciudadanos la inmortal figura del Poeta Supremo, “eterno exiliado de su amada Florencia y artífice de la “bella Lingua”. Tan bella que se convirtió en la Lengua Universal de la Música (Adagio, Andante, Allegro, Scherzo, Pianissimo, Arpeggio, etc.) y la lengua principal de la Ópera. La lengua de las Musas (etimología de Música y de Museo).
Músicos (compositores e intérpretes), Artistas, Poetas, Políticos y Juristas (Dante fue el gran creador del Dolce Stil Novo, Divina Comedia, Purgatorio, Canto XXIV, vv. 55 - 57) y especialmente ciudadanos. Nuestro Poeta fue el gran amante en su etapa política de la pacífica convivencia ciudadana, que ciertamente no agradeció sus desvelos.
El epitafio a “Dante Poetae Sepulcrum” en latín de Bernardo Canaccio, reza:
“Los derechos de la monarquía, los cielos y las aguas de Flagetonte visitando canté, hasta que quiso mi destino mortal. Sin embargo como mi alma fue huésped en lugares mejores y más beata alcanzó entre las estrellas a su Creador, aquí estoy encerrado yo, Dante, exiliado de la patria tierra, generado por Florencia, madre de poco amor”.
Dante falleció a causa de la malaria a su regreso de Venecia con una embajada de Ravena. Yo por la pandemia del Covid-19 no podré visitar la tumba de mi Maestro Dante en el VII centenario de su fallecimiento. Peccato!
En 1829 se erigió un cenotafio en la Basílica de la Santa Cruz de Florencia diseñado por el escultor neoclásico italiano Stefano Ricci. Dante sigue siendo exiliado “in aeternum”.
Descansa en Paz con Beatrice en el eterno Empíreo.

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