Cada día, después del bocata, había una frase que nunca fallaba: “has tenido todo el recreo para ir al baño”. Otras que no se olvidan; “dilo en alto y así nos reímos todos”, “¿quién ha dicho que recojáis?”, o aquella en la que el maestro perdía la mirada en el fondo de la clase y sentenciaba: “el grupito de allá atrás, mañana se separa”. Los recuerdos de la infancia son un reflejo de la historia de la docencia, un legado cultural que forjó, a base de deberes y carreras en el patio, la España que hoy lleva a sus hijos al cole.
Con muy buen criterio, en 1994 la UNESCO declaró el 5 de octubre como Día Mundial de los Docentes, una jornada para el debate y la reivindicación de quienes cada día se afanan por enseñar a otros. Ellos son la
verdadera inercia del desarrollo, del cambio, el hilo conductor de un conocimiento que se hizo democrático para dotarnos de recursos tan importantes como sumar, restar, leer, escribir, vivir.
La UNESCO declaró en 1994 el 5 de octubre como Día Mundial del Docente
Y a pesar de vivir en un mundo de cifras, sigue siendo difícil contabilizar el número real de docentes. Al millar aproximado de maestras y maestros que tenemos en activo en Mijas, deberíamos sumar a otros tantos jubilados que
siguen, de forma altruista, transmitiendo su experiencia. Deberíamos contar con los profesores de academias, de autoescuelas, de talleres, de la Universidad Popular. Con los amigos, familiares, con cualquier persona que, en su afán por
transmitir el saber, hace mella en quien tiene al lado.
Por eso, el 5 de octubre fue un día para el reconocimiento de los maestros, pero también de toda la sociedad, una excusa para reflexionar sobre la importancia de un oficio que, solo en Mijas, atiende a más de 15.000 niños
y jóvenes en edad de recibir una formación reglada. De hecho, solo en Primaria e Infantil, se ha experimentado un aumento de unos 2.100 alumnos respecto al año anterior, lo que evidencia un importante crecimiento demográfico
en el municipio.
Mijas crece en cantidad, para crecer en calidad, nada como hacer caso al eslogan que la UNESCO lanzó al mundo el pasado miércoles: “Valoremos al docente, mejoremos su situación profesional”.
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