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Viernes 26/04/2024

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25 de enero: El día que tembló la tierra

A las 5:22 de la mañana del lunes 25 de enero un proceso sísmico, desencadenado al sur del mar de Alborán, despertó a multitud de vecinos de Mijas. Inquietud, miedo o incomprensión son algunos de los sentimientos que provocó este violento temblor de tierra, que hizo que muchos no pudieran volver a conciliar el sueño y que, los días siguientes, no hubiera prácticamente otro tema de conversación.

A las 5:22 de la mañana del lunes 25 de enero un proceso sísmico, desencadenado al sur del mar de Alborán, despertó a multitud de vecinos de Mijas. Inquietud, miedo o incomprensión son algunos de los sentimientos que provocó este violento temblor de tierra, que hizo que muchos no pudieran volver a conciliar el sueño y que, los días siguientes, no hubiera prácticamente otro tema de conversación.

Pronto, el cuerpo de Bomberos de Mijas, tal y como nos confirma su jefe, David Bañasco, comenzó a recibir hasta una veintena de llamadas de vecinos inquietos preguntando “si se trataba o no de un terremoto y qué debían hacer”, ante lo que se les invitaba a mantener la calma.

Como en Mijas, prácticamente toda Andalucía, las ciudades autónomas de Melilla y Ceuta y una gran área del Magreb compartimos esa misma inquietud. Y es que los 18 segundos que duró este temblor de 6,3 grados en la escala Richter han sido, para muchos, el peor terremoto que podemos recordar.

El mar de Alborán constituye una cuenca de gran tamaño situada entre la cordillera Bética y la Rifeña. Ambas, conectadas en el Estrecho de Gibraltar, se han formado por la actividad de diversas estructuras geológicas que limitan las placas tectónicas Euroasiática y Africana, que se aproximan unos 5 mm/año, produciendo la deformación de la corteza terrestre y la generación de sismicidad en una zona amplia que engloba el sur de España y el norte de Marruecos.

Así, el Instituto Geológico Nacional ha registrado más de trescientas réplicas, la mayoría imperceptibles, destacando la de 4,7 grados que ocurrió el miércoles a las 7:32 de la mañana y que volvió a inquietar a muchas personas dentro de su área de influencia. Y las noticias indican que el proceso sigue activo, aunque el propio jefe de la agrupación local de Bomberos nos tranquiliza al explicarnos que toda esta actividad, de intensidad de baja a moderada, “aseguran que no vaya a haber un gran terremoto”. Y es que, según confirma, “estos movimientos de las placas tectónicas hacen que notemos vibraciones”, pero descarta que pueda haber consecuencias peligrosas. Que así sea.

Entre los restos del derrumbe...

Al hilo del terremoto y las réplicas que han tenido lugar esta semana, en Mijas Semanal nos hemos puesto a investigar sobre otros eventos sísmicos similares que hayan afectado al municipio.

Por ejemplo, hemos podido leer que el 22 de noviembre de 2010, a la 8:17 horas, tuvo lugar un terremoto de 3,3 grados de intensidad con epicentro en Mijas que, aunque no fue notado por la población, si quedó registrado por los servicios de emergencias del 112. Sirva este caso solo como curiosidad, porque al acercarnos al Archivo Histórico Municipal, hay documentación que refleja eventos sísmicos más notorios desde el año 400, cuando, según los textos del historiador latino Amiano Marcelino, se registró un terremoto de gran gravedad frente a la costa, entre Málaga y Adra, en Almería, que llegó a provocar un tsunami, que este autor describe como que “las olas del Mediterráneo hirvieron como en la más deshecha borrasca”.

La casualidad hizo que un 26 de enero, pero de 1494, hacia las 20 horas, se produjera un terremoto de 8 grados con epicentro al oeste de Málaga que también debió afectar mucho a Mijas, aunque no hay documentos que acrediten sus consecuencias.

Al llegar la edad moderna, ya encontramos tres terremotos que dejaron en el municipio consecuencias y documentación. Así, existen datos del terremoto que golpeó a Málaga en 1680, de intensidad 9, del gran terremoto de Andalucía, con epicentro en Granada, que tuvo lugar en 1884, de 10 grados de intensidad, y, entre medias, del terrible terremoto del Cabo San Vicente que, con 12 grados en la escala Richter, en 1755, arrasó la ciudad de Lisboa, primero por el propio temblor, después por un gran incendio y, finalmente, por la llegada de un tsunami.

De tal magnitud fue este acontecimiento que existe hasta un libro editado por el Ministerio de Fomento español ‘Los efectos en España del terremoto de Lisboa’, que refleja, municipio por municipio, la documentación existente sobre sus consecuencias. A pesar de todo, y aunque hay referencias de los daños ocasionados en bienes e inmuebles, afortunadamente no hay registros que indiquen un fatal desenlace en ninguno de estos acontecimientos.

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