Fue en 2007, cuando se celebraron en Mijas las III Jornadas de Historia y Etnografía, cuando el periodista Francisco Manuel Pastor expuso su ponencia sobre la presencia de mijeños en la expedición que partió de Málaga en 1778 con la misión de poblar un territorio en tierras norteamericanas que la corona francesa había cedido a la española. Esta expedición también fue ampliamente investigada, entre otros, por José Manuel de Molina, en un extenso estudio publicado en el número 22 de la revista El Péndulo, del Colegio Oficial de Peritos e Ingenieros Técnicos Industriales de Málaga que también nos ha servido para elaborar este artículo.
Nos encontramos en el siglo XVIII, unos años antes de dos sucesos históricos que en ese mismo contexto habrían de cambiar el mundo: la Revolución Francesa y la Guerra de Independencia. La Paz de París, que en 1763 ponía fin a la Guerra de los Siete Años, se resolvió con la cesión de La Florida, hasta entonces española, a los ingleses. Por alianza borbónica en los tronos francés y español, haciendo causa común contra los británicos, los primeros ceden a los segundos el basto territorio conocido como La Luisiana, que España se vio obligada a repoblar. Al frente de esta empresa, el malagueño Bernardo de Gálvez hace gestiones en tierras andaluzas y canarias para traer gente a hacer “las américas”.
"Siglo XVIII, unos años antes de la Revolución Francesa y la Guerra de Independencia” Así, el 1 de junio 1778 parte rumbo a América el bergantín San Josef desde el puerto de Málaga, con 16 familias, 82 personas, entre las que se encuentran Francisco de Ortiz, de 30 años, con su mujer, Francisca Blanco, de 31, y sus dos hijos, Catalina y Juan, de 6 y 2 años, respectivamente, todos naturales de Mijas. Tras una penosa travesía, con escalas en Cádiz y La Habana, llegan a Nueva Orleans el 11 noviembre, comandados por el teniente coronel Francisco Bouligni, donde esperaron unos meses hasta ser asignados al grupo del teniente Bouligni, para ser conducidos al distrito de los indios Atacapa, donde fundarían a principios de 1779 la ciudad de Nueva Iberia.
Ahora la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Mijas ha desempolvado esta historia con el fin de que no caiga en el olvido, de que en Mijas haya rastro de esta familia mijeña que llevó nuestras raíces al otro lado del Atlántico y que ambas ciudades puedan establecer intercambios culturales, basados en nuestras raíces comunes. Según ha declarado el edil del ramo, Santiago Martín, están estudiando la posibilidad de hacer con el Ayuntamiento de la localidad estadounidense un hermanamiento y, en su tierra de origen, dedicarles una calle a los aventureros que partieron en busca de fortuna y cuyo destino final, hoy está por investigar.
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