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Viernes 20/09/2024

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¿Eres más de Jeanette o de Alaska?

La letra de una de las canciones de Jeanette dice: “Yo soy rebelde porque el mundo me ha hecho así”La letra de una de las canciones de Jeanette dice: “Yo soy rebelde porque el mundo me ha hecho así”

La letra de una de las canciones de Jeanette dice: “Yo soy rebelde porque el mundo me ha hecho así”. Es cierto que la vida a veces juega malas pasadas, hay casualidades duras, incluso muy duras. Pero lo mismo que es innegable que la vida tiene cosas muy malas, también es innegable que la vida tiene cosas muy buenas. Lo que realmente hace que un hecho sea malo o bueno, es nuestra respuesta ante esos hechos. Ver algo positivo en las contingencias buenas parece fácil para todo el mundo –que parezca no quiere decir que sea-. Ver algo positivo en las contingencias negativas parece muy difícil –igual que en el caso anterior, parecer y ser son dos verbos con significado distintos-, pero es un recurso que todos tenemos y podemos utilizar. ¿Entonces todos podemos ver algo positivo en una experiencia mala? ¿Cómo? Lejos de repetir a modo de mantra “yo puedo”, “cosas malas fuera”, “hay que ser positivos”, no se trata de disfrazar la realidad o cubrirla con un velo rosa, se trata más bien de poder extraer algún aprendizaje auténtico; o de poder utilizar ese acontecimiento a priori malo como motor para impulsar nuestra vida; o de aprovechar las circunstancias para tomarnos el trabajo de pensar cómo vamos a reaccionar, si a nuestra propia manera, única y original, o repitiendo algún modelo familiar. Tomar como respuesta el camino de la rebeldía suele producir perjuicios e insatisfacciones. Es más gratificante elegir otro tipo de respuestas.

 

Y de Jeanette damos el salto a Alaska: “Mi destino es el que yo decido, el que yo elijo para mí. ¿A quién le importa lo que yo haga? ¿A quién le importa lo que yo diga?” Por muy malo que sea lo que la vida te haya deparado el “destino es el que yo decido”. Por ejemplo, si tu madre se muere cuando tu tienes 25 años, tienes el camino de deprimirte eternamente, dejar de estudiar o trabajar por la tristeza, dejarte físicamente, dejar de frecuentar amistades, sentirte envidiosa y desdichada frente al resto de humanos suertudos y/o hipócritas. También hay al menos otro camino posible. Seguir sosteniendo la vida con dignidad, entender y aceptar que somos finitos, tener como ejemplo a personas que han pasado por lo mismo y llevan una vida ejemplar, incluso si el dolor por la pérdida es demasiado intenso y duradero, acudir a algún profesional para entender algo de lo que está pasando.

 

Para que el destino sea el que uno quiere hay que saber muchas cosas: si los infortunios se dan mucho en nuestra vida quiere decir que se está atrapado en un bucle de repetición y no en una mera casualidad. Entonces algo relativo a nuestra intimidad psíquica hay que cambiar; hay que tener un manejo del qué dirán y de la culpa generados por la toma de decisiones; aceptar que la vida cotidiana presenta incomodidades y no por eso hay que sentirse frágil, vulnerable o desafortunado.

En este mundo pasan cosas, pero las respuestas las eliges tú. Y tú, ¿eres más de Jeanette o de Alaska?

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