Llamé para pedir cita y me dieron para el martes día 13. La voz del otro lado del teléfono me dijo: ¿no somos supersticiosos, no? Para muchos no es una simple forma de hablar, sino que es un hecho que condiciona sus vidas.
Hay supersticiones para casi todo: para las bodas, para el trabajo, respecto a los colores, sobre los espejos… En pleno siglo XXI aún se le otorga mucha importancia a los espíritus, los horóscopos y otros tipos de creencias.
¿Por qué el “martes 13” es mala suerte? La explicación sobre la mala suerte otorgada a este día, se debe principalmente a la vinculación de los martes y el número 13 con hechos históricos. Esto es así para la cultura española, griega y de América Latina.
Para la cultura anglosajona el día de mala suerte es el viernes 13, y para la italiana el viernes 17. El número trece es considerado de mal augurio desde la antigüedad, ya que en la última cena, había doce apóstoles y Jesús, y se considera a Judas el traidor como el número 13.
También la Cábala enumera a 13 espíritus malignos. Y en el Apocalipsis, su capítulo 13 corresponde al anticristo y a la bestia. Respecto al martes tiene su origen en la edad media: un martes cayó la ciudad de Constantinopla y supuso un profundo trauma para las potencias cristianas. El martes, pasó a considerarse de mala suerte.
¿Qué visión nos ofrece el psicoanálisis sobre los fenómenos de superstición? Este tipo de pensamiento supersticioso se corresponde con el animismo. El animismo es la forma de pensar primitiva, que deja en manos externas el acontecer de los actos, una tendencia a interpretar los hechos con explicaciones sobrenaturales o sagradas.
Tal vez, sin darse cuenta, el que se posiciona así está eludiendo responsabilidad sobre su propia vida, además le está quitando valor al trabajo, ya que hay una fuerza superior que tiene más poder que nuestras propias acciones y deseos. Así, la culpa de los sinsabores es del número 13, un espejo roto justifica los últimos años malos, le pongo velas a la virgen para aprobar las oposiciones o le tiro piedras al santo para que me salga novio.
¿Qué se puede hacer ante tanta fuerza extraña? Sólo pedir y padecer, porque bajo esta posición pocas cosas dependen de uno mismo. Muchas personas piensan que lo que nos pasa es por buena o mala suerte, que depende del exterior, pero ya el psicoanálisis ha demostrado que lo que nos ocurre depende de nuestros propios deseos.
Sucede que nos cuesta reconocer que a veces habitan en nosotros deseos que desconocemos o que van en contra de nuestro propio bien.
Ya estamos en fechas navideñas. No se haga el despistado y vaya haciendo el trabajo necesario para pasar unas fiestas agradables, no vaya a decir luego que usted tiene muy mala suerte y que acaba el año muy mal: no pasa las fiestas con quien quiere, sería mejor si su familia fuera algo distinta, la comida sale mala, hay mal ambiente.
Empiece a organizarse ya, tome decisiones para disfrutar como a usted le guste. Si no, tendrá que bailar al son de las contingencias y pensará que usted no es agraciado porque las cosas no son como a usted le gustaría.
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