Las vivencias que tienen estas familias suponen un ejemplo de superación y esperanzaLlegan a Málaga buscando una solución, llevando consigo una maleta muy pesada, cargada de sentimientos encontrados y esperanzas que van y vienen en función del estado de ánimo. Son familias que provienen de otras provincias, pero especialmente de Ceuta y Melilla, aunque también de Marruecos. A su cargo, hijos menores de edad a los que les han diagnosticado cáncer y necesitan someterse a tratamiento en el Hospital Materno Infantil de la capital.
“A mediados de los noventa, la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) les empezó a ofrecer pisos de acogida, pensando en aliviar la carga que supone no solo sufrir la enfermedad, sino también la falta de recursos”, explica Fátima Bajja, intérprete en esta iniciativa, que se sufraga en parte con los fondos del programa ‘Los niños ayudan a los niños’. Además de facilitar los pisos, la AECC se hace cargo de los recibos de la vivienda y de dotarla de menaje, enseres y mobiliario, así como de llevarles comida y ropa en los casos necesarios.
Actualmente, la asociación pone a disposición de estas personas 8 pisos de un bloque de viviendas que han sido cedidos por una familia, así como otro más, propiedad de la asociación: en un principio eran dos pisos que finalmente se unieron y acondicionaron para tres familias, destinado a niños más pequeños.
“Las madres necesitan del apoyo de otras para sobrellevar el proceso y cuando se trata de niños más pequeños es preferible que compartan vivienda”, señala la trabajadora social Olga Santiago, quien está en continuo contacto con otros hospitales, con el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa) y con las delegaciones del colectivo en otras provincias, así como con las fundaciones de Ronald McDonald y Cesare Scariolo, que también tienen casas de acogida.
Tanto Olga como Fátima aseguran que las vivencias de estas familias suponen un ejemplo de superación y de esperanza. “Normalmente, son madres que dejan atrás a su marido y otros hijos para venir solas a luchar por uno de ellos a un lugar desconocido haciendo frente a una enfermedad muy dañina, nos dan una gran lección de entereza y coraje”, comenta la intérprete.
A los pisos de acogida acuden también voluntarios para realizar tareas de acompañamiento, salidas, entretenimiento o animación.
El programa 'Los niños ayudan a los niños'
Como su nombre propiamente dice, son los voluntarios más pequeños los que colaboran con su granito de arena para mantener iniciativas como los pisos de acogida o el programa de oncología infantil.
Mientras niñas como Lola y Elena Pérez celebran ‘cumpleaños solidarios’, otras como Bárbara Castillo realizan pulseras para venderlas después.
Elena lleva ya cinco años recibiendo menos regalos en su cumpleaños; a cambio, sus amigos donan a una hucha de la AECC el coste del regalo que le iban a hacer. Su hermana Lola ya lleva dos años haciendo lo mismo. Sin embargo, Bárbara prefiere vender por 1 euro las pulseras que crea para la causa. También existen otros casos como los de las hermanas Ruiz. Su padre, José Luis Ruiz, organizó dos desfiles en 2013, uno de primavera y otro de otoño, en el Hotel Sunset Beach de Benalmádena en el que ellas colaboraron cantando y desfilando. Se recaudaron alrededor de 8.000 euros.
Lecciones de entereza y coraje
Brahim es la segunda vez que reside en Málaga. “En noviembre de 2006, con solo 5 años, fue tratado por su leucemia en el Hospital Materno Infantil y en mayo de 2013 hemos vuelto porque ha tenido una recaída”, explica su madre, Mimona Soliman Mohamed, que comparte piso con Yamila Mohaud Abdel-Lah. Su hija, Anisa, que cumple en abril 4 años, también sufre leucemia, diagnosticada en junio de 2013. “Es muy duro, prefieres que te hubiera pasado a ti y no a un niño tan pequeño, que no lo entiende”.
Estas españolas, residentes en Melilla, sacan fuerzas de donde no hay y afirman que sus hijos son su fuente de coraje. “Las dos hemos dejado a nuestros maridos e hijos para venir a Málaga por bastante tiempo, los tratamientos duran años, es una enfermedad que te destroza, te rompe la vida”, insiste Yamila, quien, sin embargo, lanza este mensaje: “No tienes que pensar que la enfermedad puede acabar contigo, tienes que pensar que tú tienes que acabar con ella”. Además, Yamila recuerda que también hay que lidiar con otros aspectos del cáncer: “Por la calle, la gente ve a mi niña con mascarilla y sin cabello y se aparta o bien empieza a murmurar”. Ambas agradecen enormemente el trato y la ayuda que han recibido por parte del personal del Materno y de la AECC.
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