Javier López cuenta en Osunillas con un centenar de cepas de viña que dan lugar a un vino con identidad claramente mijeña.
Aumentar la producción y comercializar sus caldos es la aspiración de este vecino que, al igual que otros viticultores de la zona, pretende devolver a Mijas el esplendor enológico de antaño.
El proyecto de futuro de Javier pasa por aumentar su producción de vino hasta los 20.000 litros anuales con el cultivo de 1.000 cepasFamosas por su extraordinaria fertilidad, las tierras de Mijas han sido conocidas a lo largo de los tiempos por alumbrar exquisitos frutos que han alimentado a los mijeños a través de generaciones.
Casi 365 días de sol, escaso volumen de lluvias y temperaturas suaves otorgan a nuestros campos las condiciones idóneas para dotarlos de gran productividad.
Hoy, si nos adentramos en los caminos que recorren los diseminados y zonas rurales, podemos ver salpicadas aquí y allá huertas de árboles frutales, hortalizas y cultivos de regadío, principalmente para consumo familiar.
No obstante, hubo un tiempo en que Mijas fue tierra de viñedos. Según los documentos históricos que figuran en el Archivo, el municipio fue, hasta finales del siglo XIX, uno de los principales exportadores de uvas y pasas de la provincia, elaborando caldos que alcanzaron fama incluso en América.
Un sueño que se vio truncado en 1880 a raíz de la devastadora plaga de filoxera que afectó a la mayoría de las plantaciones malagueñas, y de la que Mijas nunca pudo recuperarse, sustituyendo las hileras de viñas por los cultivos que actualmente siembran los campos.
Sin embargo, como ‘no hay mal que cien años dure’, ya han surgido en la localidad diversos proyectos encaminados a recuperar el esplendor enológico de otros tiempos.
Uno de ellos es el capitaneado por Javier López, un viticultor que, desde su modesta bodega en la Finca Don Pedro de Osunillas, lucha por poner en el mercado un vino mijeño capaz de alcanzar la popularidad de los caldos que otorgaron a Mijas un puesto destacado en el pasado.
Descendiente de una familia de enólogos, Javier decidió en 2004 probar suerte en este mundillo. A su favor, una tierra con las mejores aptitudes para producir excelentes vinos, junto a los conocimientos adquiridos gracias a sus parientes, que cuentan con una bodega propia en la zona del Penedés (Barcelona).
El resultado han sido “unos tintos muy afrutados, con un sabor algo astringente y un paso por boca bastante agradable”, detalla Javier. Además, este vino mijeño ha tenido la oportunidad de ser degustado por expertos enólogos, de los que ha obtenido unas calificaciones inmejorables.
Este será, además, un año importante para su pequeña bodega. De los algo más de 100 litros que este viticultor ha elaborado en vendimias anteriores, en esta ocasión, su producción alcanzará los 700 litros o, lo que es lo mismo, unas 1.000 botellas, ya que esta temporada, además de las uvas que cultiva en su finca (tempranillo y cabernet sauvignon), Javier ha adquirido uvas originarias de Ronda (petit verdot y chirac).
La finca Don Pedro comenzó su temporada de vendimia a mediados del pasado mes de septiembre. Con la ayuda de algunos familiares, Javier recolectó las uvas que producen sus cien cepas, iniciando así un proceso que culminará dentro de varios meses, cuando ya estén embotelladas el millar de botellas del vino ‘Viña Tamisa’.
En estos momentos, el vino se encuentra envasado en depósitos, unos grandes recipientes donde debe fermentar y en los que se conserva hasta alcanzar los niveles adecuados para su consumo.
Es precisamente en esta fase del proceso donde se hace más necesario realizar un control exhaustivo de los caldos; unos análisis que el propio Javier realiza midiendo aspectos como la densidad y la temperatura para valorar si es necesario alterar de alguna forma el proceso.
Sin embargo, en principio, tanto las mediciones realizadas en su propia bodega como las efectuadas por la Central Enológica Manchega, han arrojado resultados muy positivos, que han llevado a Javier a tomar la decisión de adquirir una serie de barricas de roble en las que su vino continuará envejeciendo hasta que llegue el esperado momento de la cata, unos meses después del embotellado.
Javier tiene muy claro que el proceso de elaboración es fundamental para conseguir un vino de calidad. Por ello, este año ha incorporado a estas instalaciones un aparato de aire acondicionado para garantizar la temperatura perfecta a la que debe macerar la uva.
Asimismo, está poniendo en práctica una técnica de microoxigenación que ayuda a potenciar los colores y aromas de los caldos. “Solo soy un aficionado, un profesional haría este proceso con más base científica”, asegura Javier, que hace referencia también al escaso equipamiento de su bodega en caso de querer hacer frente a un proyecto de mayor calado.
“Estoy en una fase muy experimental, porque esta bodega no tiene las condiciones adecuadas para la correcta fermentación del vino”.
De ahí que el proyecto que Javier ha elaborado para ampliar su producción y comercializar sus caldos contemple, entre otras cosas, la colaboración de un enólogo y el traslado a un local del pueblo con gran capacidad y equipado con todos los adelantos para realizar estos procesos.
Obstáculos burocráticos
El proyecto de futuro de Javier y su principal aspiración pasa por crear una bodega de alcance industrial, aumentando su producción hasta los 20.000 litros anuales y comercializando sus caldos a gran escala.
No obstante, a pesar de su ilusión por hacer resurgir esta industria en el municipio, su obstinación choca de lleno con los obstáculos de la burocracia.
Javier necesita obtener derechos de plantación para poder cultivar las 1.000 cepas que necesita para llevar a cabo su iniciativa y, para ello, es indispensable que Mijas forme parte de la Denominación de Origen de Málaga.
El Consejo Regulador de esta organización independiente, tras estudiar los proyectos de los viticultores de la zona, así como los antecedentes históricos de Mijas en cuanto a producción vinícola, ya dio el visto bueno a esta iniciativa que, no obstante, se encuentra ahora paralizada por parte de la Junta de Andalucía. E
l Ayuntamiento, sin embargo, apoya la aspiración de Javier y se encuentra en conversaciones con el Gobierno autonómico para que se haga realidad.
El proyecto contempla la apertura de una bodega perfectamente acondicionada en la calle Cristóbal Alarcón, en Mijas Pueblo, donde se llevara a cabo todo el proceso desde la vendimia al embotellado.
Asimismo, para producir las cantidades previstas por Javier, serán necesarias unas 1.000 cepas, que se cultivarán en unos terrenos de La Alquería, concretamente en la Finca La Alquerihuela, una extensión de una hectárea y media que necesitaría de maquinaria y personal especializado que se encargará del cuidado de las plantas.
A pesar de la ilusión de Javier por emprender cuanto antes este proyecto, es consciente del tiempo y los recursos que conlleva ponerlo en marcha.
Asimismo, aunque pudiera dar de alta la nueva instalación y producir vinos, este viticultor tendría que asegurarse una producción mínima para no perder la inversión y generar ciertos beneficios.
No obstante, la ley tan solo le permite cultivar 1.000 metros de cepas hasta la entrada de Mijas en la Denominación de Origen. En este momento, los vinos de ‘Viña Tamisa’ solo pueden ser consumidos en el ámbito familiar.
Futuro inmediato
La incertidumbre acerca de lo que le deparará el futuro es tal que, por el momento, Javier no se plantea invertir en su proyecto hasta que se hayan superado todos los escollos necesarios para llegar a estar dentro de la Denominación de Origen de Málaga.
“Esto es algo que aún veo muy lento y más ahora mismo, tal como está la economía, a pesar de que es una forma de crear puestos de trabajo y abrir puertas al municipio”, asegura.
De todas formas, una vez superado este trámite y cultivados los nuevos viñedos, el procedimiento lleva su tiempo, puesto que las viñas recién plantadas tardan cuatro años en producir fruto, a lo que hay que añadir los 24 meses que, aproximadamente, tarda el vino en envejecer para ser catado. “
Además, si tengo que cultivar más viñas, prefiero hacerlo directamente en La Alquerihuela”, completa.
Su objetivo es potenciar la uva tempranillo, una variedad autóctona de Mijas que, aunque no termina de adaptarse bien al terreno, “quiero que sea el vino estrella de la bodega”.
Asimismo, le gustaría continuar en contacto con los viticultores de Ronda, a los que espera comprar más uvas en próximas temporadas.
Y es que los siete años que lleva dedicado a esta labor le han servido para conseguir contactos con otros especialistas, junto con la entidad que se encarga del análisis de las muestras y los fabricantes del vidrio para las botellas.
Aunque el proyecto cuenta con el visto bueno de la Denominación de Origen, se encuentra bloqueado por la Junta de AndalucíaA pesar de la dificultad para hacer realidad su iniciativa, este aficionado a la enología asegura que seguirá luchando por llevar el vino mijeño a lo más alto.
Y es que, junto a su pasión por esta disciplina, considera que el hecho de lograr la Denominación de Origen daría al municipio un gran impulso económico, ya que se generaría una industria alrededor del vino que beneficiaría no solo a viticultores, sino que produciría importantes beneficios a nivel turístico dada su comercialización en restaurantes, tiendas u hoteles de Mijas.
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