Los accidentes constituyen la primera causa de muerte desde el primer año de vida hasta los 15 años de edad. Por ello es muy importante insistir en la toma de precauciones por parte de los padres.
Accidentes de tráfico: Debemos enseñar a los niños a caminar por las aceras, a cruzar las calles por los pasos de peatones, a hacer caso de los semáforos y a mirar antes de cruzar aunque tengan preferencia. Deben usar casco protector cuando monten en bicicleta.
Actualmente es obligatoria la adecuada sujeción con sillas especiales y dispositivos de seguridad (dependiendo de la edad) en el interior de los vehículos. Siempre llevarlos abrochados por muy corto que sea el trayecto.
Prevención de quemaduras: Debemos dirigir los mangos de las sartenes y de los cazos hacia la pared, fijar los muebles de cocina, mantener los productos corrosivos inaccesibles a los niños, no utilizar envases de otros productos para almacenar productos químicos y evitar las quemaduras en el baño.
Seguridad en las piscinas: Todos los años tenemos que lamentar casos de ahogamiento como resultado de accidentes infantiles. La mayoría de los ahogamientos ocurren en niños menores de 4 años de edad en piscinas privadas.
Caídas accidentales: Hemos de evitar colocar objetos o muebles que permitan trepar hacia las ventanas, evitar las irregularidades y desniveles del suelo, seguir la normativa de construcción de barandillas, proteger ventanas y balcones, etc.
Almacenamiento de medicamentos y sustancias tóxicas: Existen múltiples sustancias que pueden ser ingeridas o aspiradas accidentalmente por los niños, especialmente por debajo de los 5 años de edad.
Esta es una causa frecuente de consulta en los servicios de urgencias, pudiendo desencadenar en ocasiones la muerte, por intoxicación o porque un objeto pequeño (por ejemplo un comprimido) obstruya la vía respiratoria. Por eso es muy importante que estas sustancias estén fuera del alcance de los niños.
Dependiendo de la edad del niño, existen una serie de recomendaciones generales: Hasta los 6 meses de edad: No poner objetos pequeños, fáciles de ingerir o aspirar, cerca del niño.
De 7 a 12 meses: Recordar que todo lo que el niño coge tiende a llevárselo a la boca. Ningún medicamento o producto tóxico debe estar a su alcance.
De 1 a 2 años: No ofrecer al niño pipas, frutos secos, palomitas de maíz o chicle; procura que no ría, corra o hable con la boca llena; enseñarle a que no se ponga objetos en la boca; evitar juguetes con partes o pilas pequeñas que se puedan soltar; no llamar a los medicamentos caramelos, evitar tomarlos en presencia del niño y guardarlos en lugar seguro o bajo llave; guardar los productos tóxicos en su envase original con la etiqueta bien visible, nunca en envases de bebidas; controlar los productos de limpieza mientras se están utilizando.
De 2 a 4 años: El niño alcanza lugares que parecen inaccesibles. Controlar estrictamente todos los productos tóxicos del hogar; educar sus hábitos (no meterse cosas en la boca, no tomar sustancias extrañas ni plantas); no dar pipas, frutos secos u otros productos que requieran ser bien masticados.
A partir de 4 años: Responde a consejos, pero todavía hay que vigilar los productos tóxicos, explicar normas de educación vial, etc.
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