Nadie sabe cómo ha podido suceder pero, de la noche a la mañana, la gran mayoría de la población que habita la Tierra ha desaparecido y solo unos cuantos han sobrevivido a lo que parece ser el fin del mundo. Lejos de convertirse en realidad, se trata del argumento del nuevo proyecto cinematográfico de Isaac Merino, un joven director de cine que ha elegido su municipio natal, Mijas, para profundizar en los rincones más oscuros del ser humano a través de ‘Last days at home’.
“No es un fin del mundo como el que nos enseñan, el argumento está inspirado en la película ‘La carretera’, aunque también es una crítica a la contaminación que hay en el mundo, y al falso respeto que se tienen las personas entre sí. Es una muestra de cómo la educación se pierde en situaciones límite”, explica el director de la cinta, Isaac Merino.
Los ciclos lunares son también una parte fundamental del argumento, ya que podrían ser la explicación del suceso que da lugar al caos. “Al principio del corto, hay un científico que está estudiando una serie de lecturas relacionadas con la luna y con cómo sus ciclos influyen en el planeta”, indica Merino.
El cortometraje, de 18 minutos de duración, se halla actualmente en fase de edición y la idea es que pueda estrenarse en unas semanas en los cines de parque Miramar.
Segunda parte
Una joven escritora de Benalmádena, Tania López, se encuentra en estos momentos escribiendo la continuación del corto en formato de novela. “Puesto que la idea original es mía, yo le voy lanzando pautas para que ella vaya desarrollando la historia”, asegura Isaac. Así, en las primeras páginas de la novela, se hace referencia al corto, mientras que en los créditos finales de la cinta, se indica a los espectadores que la trama continúa en papel.
La novela narra la aventura de Marta, una de las protagonistas del corto. Marta emprende un viaje buscando un lugar donde establecerse y olvidarse de todo lo que ha pasado. De manera casual, va averiguando las causas del hecho que provocó que la gente desapareciera; entrando en casas para conseguir agua y comida, va recopilando pistas y logra salir adelante puesto que es un personaje fuerte e independiente. La intención es que la novela esté a la venta antes del próximo verano.
Las localizaciones
Aunque, dentro de la cinta, la acción del corto se desarrolla en Toledo, Mijas fue el lugar elegido para el rodaje de la mayoría de las secuencias. Una vaguada anexa a Mijas Golf, donde hay un túnel con diferentes bocas de alcantarillado por donde se filtraba la luz, fue uno de los puntos elegidos. Por otra parte, la escena que da inicio al corto se rodó en el cruce de La Atalaya-Macorra, donde fue necesario pedir una autorización a la Dirección General de Tráfico, puesto que varios carriles, ocupados por coches parados, se cortaron durante unas horas.
Durante las seis jornadas de rodaje, el equipo también se trasladó hasta la parte alta de La Cala, a una finca privada de díficil acceso que sirvió de escenario a algunas de las escenas. Por ultimo, el laboratorio de Biología del IES Número 1 de Fuengirola se convirtió en el lugar de trabajo del científico al que da vida Damián Merino.
Una de las anécdotas del rodaje se produjo el último día, cuando el equipo debía trasladarse de una localización a otra antes de que se pusiera el sol para grabar un atardecer. “El sonidista tenía bastante experiencia en conducción rápida. Íbamos acojonados de miedo en el coche, aunque luego todos nos reíamos bastante”, comenta Isaac entre risas.
El director
Aunque la dedicación de Isaac Merino al mundo del cine viene de largo, ‘Last days at home’ es su proyecto más ambicioso hasta el momento. Los cortometrajes Cold water, Novikov, Tras el punto y final y el mediometraje Schizo-Phrenos conforman su portfolio de trabajos cinematográficos.
La idea del guión de ‘Last days at home’ surgió hace un par de años; para llevarlo a la pantalla, confiesa que tuvo que hacer mil adaptaciones. En cuanto a los actores, Jorge Ulecia y Miguel Montero ya habían participado con él en otros trabajos, lo cual le aportaba cierta confianza.
A Marina Brox, licenciada en Arte Dramático y a Andrés Gálvez, director de teatro, los conoció por casualidad y enseguida supo que eran los perfiles perfectos para los papeles de Marta y Felipe. “Con Marina, contacté a través de Facebook, me convenció su voz dulce. Y a Andrés lo conocí en un cineclub que organizó para proyectar mis cortos anteriores”, cuenta el director.
De cara al futuro, Isaac Merino tiene en mente proyectos muy dispares. La reivindicación por la situación económica que atraviesa el país o un corto musical forman parte de sus aspiraciones como director. “Me encantaría que una productora, a raíz de la novela de ‘Last days at home’, me propusiera hacer un largometraje”, comenta. Asimismo, en colaboración con Álvaro Díaz, el director de la película ‘Café solo o con ellas’, con el que mantiene una relación de amistad, Merino tiene previsto elaborar un guión para una película, contando con financiación que les permita abordar un trabajo cien por cien profesional.
Una experiencia de película
Seis días de rodaje, jornadas de trabajo de más de 12 horas diarias y un equipo de entre ocho y nueve profesionales entre actores y técnicos. “Todos teníamos que hacer un poco de todo, porque nos dedicábamos a hacer lo mismo que un equipo de veinte personas pero con menos gente”, explica Isaac.
Sin embargo y, a pesar de los escasos medios disponibles, el grupo contó con la ayuda del tío de Isaac, director de fotografía, iluminador y jefe eléctrico. Gracias a él, no tuvieron que pagar alquiler por el equipo técnico y, además, contaron con la colaboración de profesionales con mucha experiencia en el mundo del cine. “Teníamos un ambiente muy bueno; contábamos con un gran sonidista y un buen equipo de iluminación, lo cual fue una suerte”, comenta Merino.
El rodaje comenzó el pasado 15 de diciembre y, en los seis días que duró, se grabaron unas 10 horas de imágenes en bruto. En el montaje inicial, salieron un total de 30 minutos de película que, finalmente, se dejaron en 18. “Eran 17 páginas de guión.
El problema es que no me gusta darle prisa a las escenas, prefiero un ritmo más pausado, ya que se comprende mejor el argumento”, explica Merino. “La verdad es que estoy satisfecho con el resultado porque ha mejorado a como yo me lo imaginaba”, sentencia.
Actualmente, el montaje del corto está completo a falta de corregir los colores, el sonido y la banda sonora. De esta última, se está encargando un primo de Isaac que estudia un máster de jazz en Estados Unidos. En este sentido, las melodías, elaboradas con cuerdas y piano, se están componiendo de manera digital, a través de una biblioteca de sonidos que simula la música de un orquesta.
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