A la pregunta formulada en el título, algunos contestarán que no. Otros dirán que eso es síntoma de inseguridad y falta de autoestima. Y también los habrá que digan que no simplemente porque no tienen pareja.
Comenzaremos diciendo que los celos son un sentimiento normal, y que no es sólo una cuestión de pareja; también se siente ante los hermanos, ante compañeros de trabajo... Lo que sucede muchas veces es que no somos capaces de identificar ese sentimiento o no somos capaces de aceptar que somos presa de él. Es frecuente que los celos se repriman y se acaben manifestando de otra manera.
A continuación, algunas consideraciones sobre los celos:
1- Los celos son un sentimiento de exclusión. Se experimentan celos cuando uno se siente excluido de la situación.
2- Una pequeña escena de celos de vez en cuando no constituye un problema. Se convierte en algo alarmante y que hay que tratar cuando los celos comandan la vida diaria.
3- Tendemos a pensar que las mujeres son más celosas que los hombres. Esto no es cierto. La apariencia muchas veces encubre la verdad. Todos somos celosos y bastante absorbentes. En general, nos cuesta aceptar la riqueza de las relaciones sociales y la idea de estimar a más de una persona.
4- En numerosas ocasiones, los celos no los provoca el atractivo o la conducta de la pareja. Los celos pueden venir provocados por problemas neuróticos que afectan directamente a la capacidad de amar, pero no por maldad, sino por enfermedad. En todos los casos, se trata de un problema tratable en terapia.
5- Hay personas tan celosas, que pueden llegar a hablar mal de aquello que aman, -personas, actividades, cosas- para que nadie más se enamore de ellos.
6- Los celos se pueden llegar a manifestar de forma física en el cuerpo: una taquicardia, un pinchacito en el corazón, incluso un amago de infarto.
7- La persona que padece celos puede llegar a entrar en una tristeza que le lleva en situaciones extremas a no trabajar, para estar así más tiempo con la persona amada y hacerse en muchos casos acompañante permanente o vigilante crónico.
Cada relación hay que producirla, en el sentido de que no hay dos relaciones iguales; cada una es particular y cada una tiene que encontrar su propio modo de funcionar.
Hay que procurar estar lo más a gusto posible, y para ello un paso muy importante es reconocer los propios deseos, las contradicciones y los sentimientos de celos que se puedan tener.
Los celos se engendran entre los que bien se quieren, del aire que pasa, del sol que toca y aun de la tierra que se pisa.
Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616)
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