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Jueves 16/05/2024

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El inmenso valor de las cosas pequeñas

Fue buque insignia del turismo mijeño en la década de los 70, un elemento exótico de obligada visita para los miles de visitantes que comenzaban a descubrir la Costa del Sol hace 40 años. Hoy, el Carromato de Mijas aspira a recuperar su sitio con la gestión de AFESOL, un colectivo empeñado en mejorar el museo de miniaturas de Mijas tanto, como la calidad de vida de las personas con enfermedad mental

Fue buque insignia del turismo mijeño en la década de los 70, un elemento exótico de obligada visita para los miles de visitantes que comenzaban a descubrir la Costa del Sol hace 40 años. Hoy, el Carromato de Mijas aspira a recuperar su sitio con la gestión de AFESOL, un colectivo empeñado en mejorar el museo de miniaturas de Mijas tanto, como la calidad de vida de las personas con enfermedad mental. 

El pasado mes de abril de 2012, la Asociación de Familiares y Personas con Enfermedad mental de la Costa del Sol (AFESOL) se hacía cargo de la gestión del museo de miniaturas de Mijas, el conocido como Carromato de Max. La decisión respondía a la iniciativa municipal de dotar de herramientas a este colectivo social, un importante medio para recaudar fondos que financiasen los programas de atención que llevan a cabo. Un símil del manido proverbio chino de dar la caña en vez del pez, que también persigue la doble intención de revalorizar, con la implicación del tejido asociativo, los servicios turísticos de Mijas.

A punto de cumplir los 360 días acordados con el Consistorio, AFESOL hace balance de estos meses al frente del museo. “No se ha gestionado mal, a pesar de cerrar el ejercicio con unos 4.000 euros en negativo, tenemos que tener en cuenta que hemos podido pagar, desde junio, a una chica que ha atendido el museo con los voluntarios, pero es que también nos ha permitido pagar a una monitora para tratar a personas con enfermedad mental”, dice Concha Cuevas, presidenta de AFESOL.

Una satisfacción manifiesta, por el servicio prestado como colectivo a raíz de esta concesión municipal, algo que les permite pensar con ilusión en el futuro. “Yo ahora espero que el Ayuntamiento nos lo conceda por más años, ya que queremos hacer un centro especial de empleo”, añade Cuevas. Un proyecto que aumentaría las posibilidades de optar a ayudas públicas y que permitiría “tener a personas trabajando, personas de las cuales entre el 70 y el 75% tendrían algún tipo de discapacidad, y no solo pacientes con enfermedad mental”.

Un ambicioso proyecto que, en palabras de la propia presidenta de AFESOL, cuenta con el apoyo del propio alcalde. “Ángel Nozal me ha dicho que su voluntad es que sigamos gestionando el Carromato y que él, lo que quiere, es que podamos cubrir con esto los gastos del servicio que ofrecemos hacia los enfermos”, continúa Concha Cuevas.

Asimismo, desde AFESOL son conscientes de que gestionar el primer museo de miniaturas que se abrió en el mundo, conlleva la responsabilidad de volver a convertirlo en el referente turístico universal que fue en su día. En ese sentido, según Cuevas, “si el Ayuntamiento vuelve a confiar en nosotros esto tiene que tomar otro cariz. Los herederos del profesor Max deberían colaborar y ceder miniaturas, ya que lo que aquí se está haciendo es un bien social, nadie está ganando dinero, además no creo que quieran que se pierda el nombre de Max”. Contar con la colaboración de la familia y sobre todo “dándole al centro la publicidad que necesita”, apostilla la presidenta de AFESOL, “ahora la Costa del Sol ofrece muchos servicios de ocio y cultura, no es como hace cuarenta años, es necesario que el Carromato tenga la difusión que lo vuelva a situar entre las visitas obligadas”, concluye Concha Cuevas.

No obstante, durante estos meses AFESOL ha hecho los deberes. Nuevas obras se exponen complementando la aportación del hipnotizador, “ahora contamos con la aportación de un gran artista, el miniaturista cordobés David Reyes”, comenta Concha Cuevas. “Él vino aquí con ocho años y le dijo a su padre que quería ser miniaturista, ahora, cuarenta años después, tenemos doce miniaturas de él”, entre las que destacan una corrida de toros en la punta de una aguja de coser, la Alhambra de Granada en una cabeza de alfiler, el Taj Mahal en un grano de arroz o una frase escrita en un pelo humano. Nuevos alicientes para quienes estén pensando en visitar el museo de miniaturas del Carromato de Max, ya sea por primera vez o para presenciar las nuevas piezas junto a elementos como los nuevos cuadros informativos y la mejorada iluminación de los expositores.

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