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Viernes 22/11/2024

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Con las manos en la masa

En el Cortijo La Matanza de Entrerríos, la Navidad se vive de una manera muy dulce, elaborando en familia recetas tradicionales que se conocen desde hace generaciones

Unos 500 roscos se elaboraron el domingo 9 en el cortijo La Matanza En el Cortijo La Matanza de Entrerríos, la Navidad se vive de una manera muy dulce, elaborando en familia recetas tradicionales que se conocen desde hace generaciones.

Pocas personas en Mijas conocen el secreto de los roscos navideños de Isabel González. Como ella misma asegura, se trata de una receta que se ha transmitido de generación en generación y que sus antepasados han venido elaborando en el Cortijo La Matanza, en Entrerríos, desde tiempos inmemoriales.

“En la casa donde vivieron mis padres, había un horno muy antiguo y recuerdo cómo aprendí a hacer recetas de memoria de las que hoy casi ni me acuerdo”, rememora Isabel. Sin embargo, esta mijeña se ha encargado durante años de que esta tradición no se pierda y, prueba de ello, es el entusiasmo de todos los miembros de su familia, que colaboran cada Navidad en la elaboración de dulces típicos con denominación de origen mijeña.

De hecho, hace unos años, ellos mismos se encargaron de construir un nuevo horno de leña que otorgara a la repostería navideña el sabor de antaño.

Casi 500 roscos salieron el domingo 9 de las entrañas de este horno, todo un delicioso surtido obra de hijos, nietos, yernos y todos aquellos que quisieron colaborar en esta laboriosa tarea.

La jornada comenzó temprano, con la preparación de la masa, cuya clave es añadir el punto de harina justo para que endurezca. A partir de ahí, llega un momento para el que son necesarias muchas manos, dar forma  a los roscos.

Mientras tanto, los hombres se encargan en el exterior de la casa de acondicionar el horno, introduciendo en su interior maleza ardiendo de manera que alcance el nivel de calentamiento apto para la cocción de los dulces. En la casa, estos se van colocando sobre planchas de lata que conducen mejor el calor.

Una vez listo el horno, comienza el transporte de las bandejas, que son introducidas progresivamente en la estructura.

Solo unos minutos son necesarios para que los dulces alcancen el punto exacto de cocción; entonces, las primeras tandas se colocan en la plataforma anexa al horno, donde comienza un nuevo proceso: embadurnar los roscos con azúcar glasé.

Una vez concluida, la operación se repite una vez más, a fin de asegurar que el azúcar queda bien adherido. A continuación, los roscos se van introduciendo en cajas y recipientes; ningún miembro de la familia quiere quedarse sin su ración. Y, por supuesto, una vez que se enfrían un poco, llega el momento de hincarles el diente.

Amplia variedad

Sin embargo, no son solo los roscos los que endulzan la Navidad en casa de la familia Rosales González. De hecho, durante la elaboración de estos dulces, otro grupo se encargó de preparar los ingredientes para lo que sería la receta del siguiente domingo, el pan de higo.

Junto a ello, Isabel también ha transmitido a su familia los conocimientos necesarios para elaborar empanadillas de cabello de ángel, mantecados y rosquillas, todo ello típicamente mijeño.

“Estas recetas nada más que las conoce la gente del campo y solo hay una panadería en toda Mijas que comercializa estos productos”, indica Isabel. Por eso, solo espera que, al igual que ella, sus hijas y nietas mantengan viva esta entrañable tradición familiar.

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