“En realidad no hay niveles”, explica el maestro Carlos Haro. “Tenemos desde niños de seis o siete años hasta adultos. Según el nivel, intentamos ubicarlos en grupos para poder atender a cada alumno como se merece”. La atención personalizada es una de las claves de este taller de guitarra flamenca de la UP de Mijas. Unas clases para aprender a manejar con soltura este instrumento tan nuestro y que se imparten de lunes a jueves, en horario de mañana y tarde, adaptándose a la disponibilidad de cada alumno.

- El profesor del taller, Carlos Haro. |
- A. Lago.
Con grupos muy reducidos, de unas cuatro personas, las clases enseñan a sus guitarristas noveles a ritmo de bulerías o rumbas. “Vamos viendo los diferentes palos del flamenco. Empezamos por lo más fácil y vamos progresando hacia lo más complicado, sobre todo en las rítmicas”, explicó el profesor.
Guitarra y flamenco
Los alumnos del taller comparten esa ilusión por la guitarra y el flamenco. Jonathan Merino nos dijo que esta era su asignatura pendiente: “Siempre me ha llamado la atención, pero por circunstancias de la vida no me pude apuntar antes. Llevo ya un año y estoy encantado. Aprender esto es cuestión de tiempo y práctica. Lo tengo como un hobby, aunque nunca se sabe, quizá un día toque acompañando a alguien”.
¿Y cómo llegó Jonathan a este taller de la UP? “Escuché hablar de Carlos, que ha tocado con muchos artistas, y pensé que no había mejor forma de aprender que con alguien así. También su compañero David Mateo decidió apuntarse tras seguir la trayectoria de Haro: “Soy muy aficionado al flamenco y llevo años tocando, pero cuando supe que Carlos Haro daba clases aquí no lo dudé. Me gusta su forma de tocar, su armonía, y cómo nos enseña a adornar los toques. He notado un cambio enorme: antes tocaba una soleá de una manera, y ahora, con sus indicaciones, suena completamente distinta”.
Plazas completas
Aunque las plazas están completas, el profesor anima a aquellos amantes de la guitarra y el flamenco a que se acerquen a la Casa de la Cultura de Las Lagunas. “Siempre se van abriendo huecos. Que la gente se pase, que hable conmigo y nos organizamos. Los grupos reducidos son mejores, porque la guitarra flamenca necesita atención individual”.
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