También un niño puede resultarnos inquietante porque aún no tiene recursos para expresar lo que quiere o lo que siente y, entonces, el niño tiene berrinches, pega, o recurre al “me duele la barriga”, y los cuidadores no saben qué hacer. Más allá de las dificultades que entraña la comunicación, quiero destacar la importancia de dar una respuesta diferente en cada situación y a cada niño.
¿Y qué pasa de mayores? Cuando nos creíamos maduros para pasear ligeramente por el mundo y sin tropiezos, vimos que nos seguíamos inquietando. ¿Y ahora por qué nos inquietamos? El adulto sabiendo hablar, pedir y decir, no tiene nada garantizado: ni el éxito de una relación, ni el éxito en la crianza de los hijos, ni con los amigos, ni en el trabajo. ¿Por qué? Son numerosos los factores que intervienen: nos encontramos con que, a veces, nos expresamos mal y otras veces hay mal entendidos; otras veces creemos que un sí es un no y un no un sí; decimos querer cosas que no hacemos; nos vemos haciendo cosas que siempre habíamos dicho que no haríamos; además, también intervienen factores de otra índole, como la constelación familiar, el valor que otorgamos a algunas palabras, la práctica de gustos de carácter lúgubre…
Se buscan respuestas que han servido para otros casos iguales pero encontramos que a nosotros no nos valenEn ninguna etapa de la vida somos predecibles. Los humanos somos todos semejantes, en tanto humanos, pero también somos diferentes, por esta razón cada uno tendrá que encontrar un camino-solución-respuesta hecha a su propia medida: para cada bebé, para cada infante, para cada adolescente, para cada adulto, para cada abuelo. Esta característica de los humanos llega a desesperar. La realidad es que existe una tendencia a buscar respuestas estandarizadas, huyendo así de la particularidad de cada situación, quizá buscando soluciones fáciles y rápidas, pero que eluden las contingencias y lo singular de cada uno. Se buscan respuestas que han servido para otros casos iguales pero encontramos que a nosotros no nos valen, pretendiendo a igual “diagnóstico” igual respuesta.
Si usted se encuentra incómodo, insatisfecho, si no puede sostener su situación, le animo a que empieza a aceptar y construir su propio camino, esa puede ser su meta sin necesidad de apresurar el viaje.
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