Castaño es un burrito ya mayor, que tan solo lleva diez días en este santuario. Sufrió maltrato durante sus primeros diez años de vida. En los últimos ocho, ha estado con una familia de Vélez Málaga que se hizo cargo de él, hasta que por diferentes circunstancias, decidieron entregarlo a Donkey Dreamland en un estado de semiabandono. “Lo cierto es que esta última familia lo ha tratado bien, entre comillas, el problema es que en los dos últimos años no han tenido tiempo ni estaban en la finca, con lo cual él ha estado semiabandonado”, explica la fundadora y directora de Donkey Dreamland, Amaya Isert, que detalla que Castaño “está muy delgado, tiene falta de nutrientes y vitaminas”.
Sobre su carácter apunta que al ser un burro mayor “es muy tranquilo, con el que es muy fácil estar”. Reconoce que, en los primeros días, se mostraba desconfiado, pero explica que, poco a poco, ha ido ganando seguridad gracias al cuidado y paciencia de los voluntarios. “Estaba más reacio, pero le duró dos días, en seguida entendió que aquí estaba perfectamente, aunque de momento no lo hemos juntado con los otros, porque queremos que se recupere un poquito más físicamente”, expone Isert.
Y luego tenemos a Ludo. ¿Se imaginan vivir en una especie de cuadra de dimensiones reducidas, angosta, donde no hay espacio ni siquiera para dar la vuelta? Pues, este es el resumen de sus dos primeros años de vida (ahora tiene dos años y medio). Malvivir en estas condiciones no solo tiene secuelas físicas, también psicológicas. “Ha venido con una serie de problemas más graves que Castaño, y eso ha hecho que tenga dificultades al caminar y todavía no ha encontrado la forma de estar con nosotros de forma pacífica porque lo que hace es defenderse”, afirma Isert.
Para fortuna de Ludo, ahora se encuentra en buenas manos y será cuestión de tiempo, debido a su edad, el que pueda integrarse junto al resto de hermanos en este santuario, como confía Isert: “Ludo va a estar bien, le tenemos que dar unos meses o un año para que se tranquilice y pensamos que va a mejorar”.
Desde Donkey Dreamland destacan lo importante que son los paseos para el bienestar de estos animales. “Para ellos es una oportunidad de salir de aquí, como de tomar contacto con personas diferentes, mayores, niños… y el ejercicio que hacen es superimportante porque queman energía”, apunta Lucía Suárez, una de las voluntarias.
Campaña de recaudación
Por otra parte, Ron, un holandés residente en Mijas, ha decidido recorrer los 2.500 kilómetros que separan su pueblo natal de Mijas y así ayudar mediante el dinero que recaude a los burros que residen en Donkey Dreamland. Inició esta aventura el 10 de agosto y su llegada a nuestra localidad está prevista para el 12 de septiembre. Puedes colaborar con tu donativo en este enlace.
Comparte esta noticia desde el siguiente enlace: https://mijascom.com/?a=31861