Existen muchos mitos relacionados con los piojos. No solo se dan en niños, no está relacionado con la escasa higiene, no  saltan ni vuelan, no solo hay que poner el tratamiento una sola vez, no siempre pica la cabeza para detectarlos, no solo se pueden tratar con antiparasitarios… 

Lo mejor es siempre la detección, y la supervisión por parte de las familias, el uso de peine liendrera con frecuencia y consultar con el pediatra para la mejor recomendación en cada caso. También deberemos avisar al colegio o centro educativo cuanto antes para evitar su propagación. Si abusamos de protectores, los piojos pueden hacerse resistentes a los tratamientos, principalmente a la permetrina, y producir irritación. También ocurre que hay productos cuya eficacia no está comprobada científicamente como los aceites del tipo lavanda o árbol del té. 

Visitamos una farmacia de la zona para obtener algunas recomendaciones. Lola García Portales, farmacéutica, afirma que “lo primero que se debe utilizar es un buen protector para que el niño vaya al colegio con su protección. Tienen diferentes colores y  olores según el gusto del niño. Una vez que los niños ya tengan el bichito, se presentan otro tipo de productos en forma de loción, champú y crema. Y todo siempre acompañado con la liendrera, que es básica”. 

 

Cuando ya aparecen, los tratamientos con fungicidas externos no son los únicos, también se pueden tomar medicamentos o someterse a tratamientos en salas profesionales. García recomienda que “cuando el niño coge el piojo se debe hacer el tratamiento una vez, y luego otra vez a la semana, que es cuando el huevo eclosiona, ya que las liendres se quedan ahí y es cuando empieza otra vez el proceso. Entonces se le debe pasar la liendrera durante toda la semana, para ir quitándole las liendres”.  

A pesar de los años, todavía tenemos muchas dudas sobre cómo prevenir y erradicar estos temidos bichitos. “Hay muchos mitos y rumores aún. Se dice que es más por el grupo sanguíneo, pero tampoco es seguro cien por cien. Los piojos se transmiten en el colegio porque pegan las cabezas unos con otros. Es más por el acercamiento que por el grupo sanguíneo, pero sí que es verdad que funcionan como los mosquitos, hay niños que son más propensos a coger que otros”, aseguraba la farmacéutica. 

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