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05/05/2024

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Antonio Alarcón Rueda: “Mi enfermedad nunca ha sido un obstáculo para mí y llevo una vida bastante normal”

Antonio Alarcón padece Síndrome de Fahr, una enfermedad que le impide caminar y moverse con normalidad. A pesar de ello, este mijeño es un ejemplo de lucha y vitalidad sorprendente

Antonio no puede hablar, pero es que casi no le hace falta. Su sonrisa constante habla por sí sola, su mirada refleja unas ganas de vivir que sorprende a cualquiera y, eso, a pesar de que su imagen pueda aparentar la de una persona resignada a la vida que le ha tocado. Pero nada más lejos de la realidad. Antonio Alarcón Rueda es puro optimismo y fuerza de voluntad. Y si necesita expresar algo, lo consigue, sea como sea.
Este vecino de Mijas se comunica con un tablero de letras y cifras que lleva pegado en su silla de ruedas y letra a letra nos va describiendo cómo ha sido su vida; una vida que él califica de “intensa y luchadora”.

A punto de cumplir 41 años, Antonio nos recuerda cómo fue su niñez. Pertenece a una familia humilde y trabajadora.

Una infancia truncada

“Recuerdo mi infancia rodeado de árboles y tranquilidad en una pequeña casita de campo de Mijas, aunque esa felicidad se vio truncada cuando, debido a mi enfermedad, mi familia y yo tuvimos que trasladarnos a la ciudad, a Mijas Costa, donde vivo aún hoy, para estar más cerca de los hospitales, donde las idas y venidas eran continuas”.

Antonio padece Síndrome de Fahr, o síndrome de calcificación cerebral noarterioesclerótica. Se trata de una enfermedad cuya cura no existe a día de hoy, y que supone deterioro de las funciones motoras, demencia, retraso mental, disartria (trastorno del habla), parálisis cerebral espástica, espastisidad (los músculos se mantienen permanentemente contraídos), problemas oculares y atetosis (trastorno caracterizado por movimientos involuntarios lentos y sinuosos de las manos y los pies).

“20 meses tenía Antonio cuando empezó su dura enfermedad"“Antonio nació normal, era un niño muy grande y tranquilo; empezó a andar con 15 o 16 meses”, relata una de sus hermanas, María Isabel Alarcón. “Pero una noche, con 20 meses, se acostó y a la mañana siguiente amaneció sin poder andar”. Le había dado una parálisis cerebral que se le repitió un tiempo después, añade, “y hasta hoy”.

Sin barreras

“Mi enfermedad nunca ha sido un problema para mí, de hecho hago una vida bastante normal, dentro de lo que cabe”, asegura Antonio con una gran sonrisa.

La informática, su pasión

A los 11 años entró en un aula de Educación Especial del colegio Andalucía de Fuengirola, donde cursó sus estudios durante un año. Pasado ese tiempo y al ver los profesores que podía dar mucho más de sí, cuenta él mismo, “me pasaron a una clase de las que llaman normales hasta los 18 años, cuando me fui a Cádiz al centro de minusválidos físicos de San Fernando donde terminé la EGB y realicé estudios de informática durante dos años”.

Después de cuatro años en Cádiz, “muy buenos por cierto”, apunta, volvió a su casa de Las Lagunas y un año más tarde entró a trabajar de administrativo en Fuensocial. “Allí, estuve cuatro años, pero no era lo mío”.

Hoy Antonio ya no trabaja, recibe una pequeña ayuda de 300 euros por su dependencia, pero es su familia la que le ayuda en todo. “Me levanto en torno a las siete de la mañana todos los días”, ¿por obligación?, le preguntamos, y emocionado nos reconoce que no le queda “más remedio, porque es mi hermana quien me levanta y me arregla todos los días antes de irse a trabajar”.

A Antonio le gusta mucho dibujar y pintar, empezó en la Universidad Popular de Las Lagunas en 1994. Realmente quería estudiar informática, explica, “pero la clase estaba en el piso de arriba y no había ascensor, así que mis padres me apuntaron a pintura y desde entonces pinto, hago exposiciones, concursos de dibujos, etc”.

“El sueño de Antonio es tener algún día un coche adaptado”A este mijeño de pura cepa, también le gusta leer, sobre todo a César Vidal, ver el fútbol y estar con sus amigos. Le apasiona la informática, de hecho, y gracias a un amigo, el ordenador no tiene secretos para él y mucho menos Internet, donde ahí sí que  puede navegar por el mundo ‘sin obstáculos’.

Si hay algo que caracteriza a Antonio Alarcón “es su afán de superación”, comenta María José García, su amiga y una de las organizadoras de la gala benéfica I Noche de Ilusiones que se celebró el día 16 en el Teatro de Las Lagunas, cuyos fondos van destinados a la compra de un coche adaptado para Antonio.

Un ejemplo a seguir

“Mi hermano es responsable, le encanta estar en todas partes y participar, en casa no para, solo para comer y dormir”, dice María Isabel. Todo el mundo le conoce. Frecuenta el parque Andalucía, donde le encanta estar con los niños. “Dicen que soy como el vigilante del parque”, añade Antonio entre risas, quien reconoce que es su rincón preferido.

“Si hay algo que caracteriza a Antonio es su afán de superación”, asegura María José García, su amiga y una de las organizadoras de la gala benéfica I Noche de Ilusiones que se celebró el día 16 en el Teatro de Las Lagunas, cuyos fondos van destinados a la compra de un coche adaptado para Antonio, “uno de sus sueños desde que tiene uso de razón”.

Gala benéfica

La gala fue un éxito de convocatoria. Participaron alumnos de la escuela Aprende y Baila y grupos de flamenco de El Juncal y Las Cañadas. Una primera noche de ilusiones, cuya idea no se descarta recuperar para apoyar otras causas benéficas. Antonio sueña con poder comprarse algún día el coche adaptado. Él mismo también vende papeletas para una rifa con el mismo fin. París o Galicia son dos destinos que le gustaría visitar algún día. Y es que a Antonio no le faltan sueños, como a cualquiera, solo pide que la sociedad no le ponga obstáculos para cumplirlos. 

Desde hace años lucha por eliminar las barreras arquitectónicas de Mijas y asegura que “voy a dar guerra hasta conseguirlo”. “Eso no lo dudéis”, añade otro amigo, Antonio Luis Cuello. Y es que, al final, cuando parece que el resto debemos darle ánimos a él, es Antonio el que nos transmite optimismo a los demás. Lógicamente, y aunque Antonio tiene un sentido del humor sorprendente, se emociona cuando agradece a su familia y “a tanta gente” lo que han hecho por él a lo largo de su vida. Pero todos deberíamos tener, al menos, una mínima parte de las ganas de seguir hacia delante de Antonio, y eso a pesar de su difícil situación. 

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