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Sábado 23/11/2024

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Renta Social Básica

Esta semana 171 mijeños han empezado a trabajar gracias a la Renta Básica de Inserción Sociolaboral, un programa municipal que nace de un compromiso electoral del alcalde de Mijas, Ángel Nozal.

Esta semana 171 mijeños han empezado a trabajar gracias a la Renta Básica de Inserción Sociolaboral, un programa municipal que nace de un compromiso electoral del alcalde de Mijas, Ángel Nozal. En esta primera convocatoria de la iniciativa, 1.921 personas presentaron su solicitud, de las que solo 578 cumplían los requisitos exigidos por el Consistorio; para los no seleccionados en esta fase inicial del programa, habrá una segunda oportunidad.

Los contratos son de 25 horas a la semana y combinan cuatro de trabajo al día con una de formación. Son desempleados a los que se ofrece tanto la oportunidad de cobrar un sueldo que se ganan con su propio esfuerzo, como las herramientas necesarias para mejorar su capacitación profesional.

La Renta Básica no está pensada exclusivamente para inyectar ingresos en los hogares, también es el camino que lleva a la reinserción en el mercado laboral. Por otra parte, el trabajo de los empleados es útil para el resto de los ciudadanos y para el municipio en su conjunto, ya que, con su labor, por ejemplo, mejoran la imagen de la sierra, ríos, playas o parques.

Queda claro que Mijas, con 9.000 parados y un contexto nacional e internacional nada halagüeño, no puede quedarse de brazos cruzados. Tiempos en los que el Gobierno necesita el apoyo indispensable de las autonomías y de los ayuntamientos, es absurdo desacreditar la Renta Básica y calificarla, como hacen algunos desde el PSOE, de “limosna”.

España tiene poco margen para distracciones y debates estériles, todas las administraciones deben apretarse los cinturones y han de ponerse al servicio de las preocupantes necesidades del Estado. La campaña electoral ya pasó, es momento de liderar soluciones y guardar eslóganes.

En este panorama de dificultades y de sinergias imperiosas, el Ayuntamiento mijeño cogió el guante del Gobierno central y aprobó en el último pleno un plan de ajuste por valor de 23,6 millones de euros que permitirá pagar a los acreedores. En esencia, el Ejecutivo de Rajoy ofrece préstamos a los consistorios a un interés asumible para saldar deudas, con la condición de que las arcas municipales se rijan por una política de austeridad que haga posible la devolución del dinero prestado.

Pero este plan de ajuste no viene solo, y es que no podemos olvidar que la crisis ha disparado en todo el país los índices de pobreza y el riesgo de exclusión social. El apoyo de las familias y de organizaciones como Cáritas está jugando un papel crucial para evitar la ruptura de la cohesión social. Muchos españoles se han quedado ya sin ningún tipo de prestación y necesitan el paraguas de las instituciones públicas.

En este marco, se mueve el equipo de Nozal al promover la Renta Básica, que, sin ser la solución al problema del paro, da trabajo durante seis meses a los contratados e insufla dosis de optimismo.

En esta travesía del desierto, no hay pozos ni oasis, los espejismos de los brotes verdes han desaparecido y el sol no tiene clemencia, solo queda recurrir a la cantimplora con inteligencia y sacar fuerzas de flaqueza para alcanzar la sombra de la salvación. En esta dura aventura, vamos todos juntos y no valen las zancadillas ni quedarse a esperar bajo un refugio un rescate o una intervención que nos deje maniatados y sin agua.

Gobierno, autonomías, diputaciones, mancomunidades y ayuntamientos deben trabajar codo con codo y cumplir unos deberes que, aunque dolorosos, parecen el único camino para salir de este largo y penoso laberinto. A los consistorios se suma un papel aún más delicado, ya que son las administraciones más cercanas, son las que viven, realmente, el día a día de los ciudadanos sin trabajo, sin prestaciones y al borde del desahucio.

Los alcaldes y concejales de este país deben demostrar, más que nunca, sus mejores virtudes como gestores, pero también empatía e imaginación para que la austeridad no se lleve por delante a las familias que se han quedado totalmente desprotegidas y al borde de la pobreza o de la exclusión social.

Insistimos en que la Renta Básica no es la salvación, no es el oasis en medio del desierto, pero tampoco es una limosna, es la manera de demostrar que hay instituciones que funcionan, trabajan y no dejan solos a los ciudadanos cuando lo pasan mal.

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