M. Fernández. Dicen que lo que se sube a internet deja una huella imborrable. Esta semana en ‘Familias y pantallas’ el director de la plataforma Pantallas Amigas, Jorge Flores, invita a reflexionar sobre la práctica de compartir imágenes en internet o redes sociales de los hijos por parte de padres y madres. Lo que se conoce como ‘sharenting’, la síntesis de las palabras inglesas ‘share’ (compartir) y ‘parenting’ (ejercicio de la parentalidad). Flores, informático especializado en educación, ciudadanía y bienestar digital y autor de múltiples guías para familias y profesionales, considera que este tema es tan importante que las familias deberían reflexionar sobre ello.
Mijas Semanal. Considera que el ‘sharenting’ requiere de una reflexión ¿no?
Jorge Flores. Sí, y voy a ser contundente, es un tema que precisa reflexión, un contrapunto, dando por supuesta la buena fe y la legítima ilusión por compartir las cosas bonitas de la vida como son los hijos. En primer lugar, se vulnera el derecho a la privacidad y a la propia imagen de las personas, aunque sean menores y aunque se tenga la patria potestad o custodia de los mismos. Eso no es un riesgo, es un daño en sí mismo. Es además un hecho que no reporta ninguna ventaja objetiva que supere ese daño y los potenciales riesgos. Tenemos la responsabilidad de custodiar su privacidad, no el libre derecho al uso arbitrario sobre ella. A partir de ahí, depende de edades y circunstancias. Las imágenes pueden facilitar la labor de ciberacoso, tanto entre iguales como por parte de depredadores sexuales. Sabemos, por ejemplo, lo fácil que es ya trucar imágenes e incluso vídeos simulando una identidad diferente. Esto es más fácil cuantas más imágenes hay de una persona accesible. Por último, se lanza un mensaje negativo que tiene que ver con que cada cual comparte las imágenes de otra persona sin consultar ni tener en cuenta sus deseos.
M.S. Háblenos de la huella digital.
J.F. Viene a ser el rastro que sobre cada persona queda en internet. Por desgracia, y este es el caso, no depende siempre de uno mismo.
M.S. Muchos profesionales recomiendan que se consulte a los hijos, cuando ya tienen cierta edad, sobre qué fotos y/o vídeos deben o no subir sus padres. ¿Comparte esta opinión?
J.F. Por supuesto, es una cuestión de ética, respeto y responsabilidad.
M.S. En muchos sitios se pide permiso para subir fotos de los niños, en el colegio, en las actividades extraescolares, en los deportes... ¿Dónde sí y dónde no?
J.F. Hay que ser prudente, mucho, pero tampoco entrar en paranoias. No confundamos el mensaje de responsabilidad y reflexión con el de alarma. Si en cierta manera hay anonimato, como es la fotografía de un grupo de niños donde no se les identifica, la cuestión es diferente. No es comparable algo circunstancial de ese estilo con algo recursivo en un perfil ligado a una familia y a una identidad determinada. En resumen, mesura y anonimato en la medida de lo posible. Con más cuidado y cultura de la privacidad se pueden llegar a compromisos razonables que respeten todos los intereses. Pongamos los medios para garantizar la presencia e inclusión de esos niños sin que sean reconocibles.
M.S. ¿Hasta qué punto los padres son legalmente responsables de lo que comparten de sus hijos?
J.F. Cada cual es responsable de lo que hace o autorice. Los padres, tutores o guardadores legales, además, tienen la responsabilidad de proteger, poniendo los medios razonables para ello, a sus hijos en todos los aspectos de su vida.
M.S. Ponga algún ejemplo de una foto inocente con consecuencias negativas destacables.
J.F. Acosador que amenaza a su víctima con hacer daño a su hermano si cuenta algo sobre ello. Es algo relativamente recurrente en caso de depredadores sexuales.
M.S. ¿Tiene datos del ‘sharenting’ en España?
J.F. No, pero creo que no es difícil observar y sacar conclusiones.
M.S. Desde Pantallas Amigas invitáis a los padres a la reflexión, al menos.
J.F. Sí, es lo que estamos pidiendo, una decisión reflexionada e informada. Se debe tener presente que hay otros medios para compartir, que no siempre compartimos como pretendemos y que nunca podemos gestionar cómo otras personas manejan esas imágenes.

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