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19/05/2024

Actualidad

Más allá de mojar magdalenas

Hace pocos meses se casó, se puso tiritas y bailó, -la Duquesa de Alba-, ahora cumple 86 años.

Hace pocos meses se casó, se puso tiritas y bailó, -la Duquesa de Alba-, ahora cumple 86 años. Escribe diariamente y, además, acaba de debutar en el cine con 84 años, -Manuel Alcántara-. Una mujer con 89 años va por primera vez a televisión y consigue su sueño de cantar zarzuela, –Antonia, la abuela del concurso “Tú sí que vales”-.

¿Qué tienen en común? La edad y la vitalidad, el hacer todo lo que le toca a un humano hasta la última exhalación. Pero esto son solo algunos ejemplos, por referirles algo de la actualidad que es tan impactante como las noticias caóticas de la economía. Está claro, hay una edad en la que no todo es mojar magdalenas con leche y esperar a que tus hijos te llamen.

Además de que estos personajes hagan con más o menos destreza estas prácticas: amar, escribir, actuar, cantar, -que no son disciplinas despreciables precisamente-, y además de que ustedes compartan esos gustos, es admirable cómo se implican y disfrutan. A mí me encandila esa forma de hacer con la vida. Y eso es bastante para emocionar, no solo lo que hacen, sino cómo hacen en la vida. 

No para todos, continuar con los gustos durante muchos años, comenzar cosas nuevas a cierta edad, o tener entusiasmo, está bien considerado. Algunos cegados por la envidia dicen: ¡a su edad hacer eso!, ¡ya no tiene edad para esas cosas! Cómo habitarán la tercera y cuarta edad los que ya tienen estos prejuicios. Sin dudarlo, hay gente joven que está agonizando.

Tal vez haya quien se excuse en la vida dura que ha tenido, para justificar su existencia cabizbaja y remilgada. Pero con una vida dura se puede responder de diferentes maneras, ¿usted que ha hecho con esa vida dura?

Un consejo, rodéese de gente enérgica, vital, que le ayude a sumarse al movimiento de la vida. Tal vez nada pueda contra su empeño de pasividad y negatividad. Pero siempre habrá ejemplos de los que se pueda recibir la fuerza necesaria, el empujoncito para hacer algo más que mojar magdalenas mientras se espera que un hijo llame. 

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