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Sábado 18/05/2024

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La violencia sexual infantil a través de las redes

Esta semana la psicóloga y terapeuta gestalt Adela García ofrece para Mijas Semanal claves para prevenir y detectar posibles casos de violencia sexual infantil en las redes

Micaela Fernández. Semanas atrás se han tratado temas como la gestión del tiempo que los niños deben emplear con las pantallas, cuándo darles su primer móvil, cómo detectar una posible adicción a las tecnologías o las consecuencias del abuso de los videojuegos. En esta ocasión, Mijas Semanal se adentra en una problemática a tratar con letras mayúsculas: la violencia sexual a menores a través de las redes sociales. La psicóloga y terapeuta gestalt malagueña Adela García ofrece para este medio interesantes recomendaciones para que las familias sepan cómo prevenir y detectar posibles casos de abusos sexuales a menores a través de internet.
Con más de 20 años de experiencia, García trabaja principalmente temas relacionados con la violencia sexual y los traumas, en infancia y en la rehabilitación de personas adultas. Porque en este tipo de abusos, las secuelas pueden ser imborrables para toda la vida. Hay que tener en cuenta también que las nuevas formas de comunicación también se han traducido en nuevas formas de violencia. “La violencia sexual infantil consiste en interacciones entre un adulto y un menor para la gratificación sexual del adulto. Puede darse también entre dos menores, habiendo entre ellos una diferencia de edad significativa, o una asimetría de poder por el nivel de madurez”, explica la profesional.
Las formas de violencia sexual en las redes son dos, el ‘sexting’ y el ‘grooming’. “La primera consiste en el intercambio de imágenes o vídeos de sí mismo de alto contenido sexual. Y la segunda, ocurre cuando un adulto contacta con un menor a través de las redes o mensajería instantánea, ganándose su confianza para involucrarle progresivamente en actividades sexuales. Puede ser un total desconocido, que en ocasiones se hace pasar por alguien de la edad del menor. O también un adulto a quien conoce y con
quien va paulatinamente teniendo conversaciones eróticas, pudiendo llegar al ‘sexting’ y llegar también a tener encuentros físicos”, detalla la psicóloga. Precisamente una de las grandes preocupaciones de los progenitores es la posibilidad que tienen los niños de contactar con desconocidos a través de las redes.

PANTALLA GRAFICO
No hay un perfil exacto del acosador y eso complica aún más la detección de un posible caso. Es más, añade García, “la persona agresora utiliza la manipulación para ganarse la confianza del menor, generando una relación afectiva. Y, una vez conseguido esto empieza a dar pasos para conseguir sus objetivos de gratificación sexual. Lo hace de forma gradual para ir avanzando paso a paso y que el menor no se dé cuenta
de lo que está sucediendo. Entre esos pasos, la persona agresora puede pedir fotografías o vídeos del menor, y posteriormente tener encuentros en lo que progresivamente va habiendo un contacto físico cada vez más abusivo. La confianza y el ritmo progresivo es lo que hace que el menor no perciba lo que está ocurriendo, y cuando ya se da cuenta, se siente atrapado y no sabe cómo salir”.
En este sentido, la psicóloga advierte de que la mayoría de los acosadores son personas conocidas y del entorno del menor. “En caso de ser personas anónimas, es solo al principio, porque el acosador irá tejiendo una relación de ‘amistad’ para poder utilizarla posteriormente para fines sexuales”. Es importante, matiza García, que la familia conozca a los amigos del menor, sepa de ellos y cómo los ha conocido para poner atención en caso necesario.
En relación a los conocidos grupos de whatsapp de las actividades extraescolares de los menores, los profesionales recomiendan que, o no estén los monitores en estos grupos o que haya también algunos adultos como miembros al tanto de qué temas se tratan en estas redes.

 

Pequeños inocentes
“Los menores no suelen darse cuenta de la envergadura de la situación, ni se dan cuenta ni siquiera de que son víctimas, es por ello que van entrando y si en algún momento perciben lo que está pasando e intentan salir, la persona agresora suele utilizar la culpa para hacerles sentir que ellos consintieron y participaron. Es a través de esta manipulación que hacen que sientan que no tienen escapatoria”.
Como medidas para prevenir, “la mejor arma para erradicar la VSI (violencia sexual infantil) es la prevención”, recalca García. Por un lado se recomienda que los menores conozcan las partes íntimas de su cuerpo y sepan que nadie puede tocarlas si ellos no quieren; también que puedan reconocer las caricias o besos que le incomodan y que puedan expresarlo. Además, que conozcan la diferencia entre secretos que les hacen sentir bien y aquellos que les hacen sentir mal. Una campaña muy gráfica para enseñar a los pequeños puede ser ‘Ahora que lo ves, di no más’ realizada por Unicef y es que se estima que la violencia sexual en general en Europa afecta a uno de cada 5 niños.

 

Cómo prevenir
Lo fundamental en las familias es la comunicación, recomienda la psicóloga. Si las familias empiezan a sospechar, “es importante que puedan llevar un control del uso de las redes de sus hijos que ayude a la detección. Es recomendable que hablen con sus hijos de lo que han visto, de manera calmada, cariñosa y cercana para que en caso de haber sido víctimas se atreva a contarlo”. En todos los casos, matiza la psicóloga, “la culpa es el obstáculo principal para salir de esta situación, por ello es importante generar un clima en el que el menor se sienta cómodo y sienta que no se le va a regañar. Si finalmente llega a contarlo es fundamental hacerle sentir que no ha hecho nada malo, transmitirle que le creemos y que ha sido muy valiente al contarlo. Y asegurarnos de que la persona agresora no pueda acceder al menor”.

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