Apenas pasan unos minutos de las once de la mañana y el establecimiento ya registra una actividad importante. Los farmacéuticos y auxiliares no paran, se resisten a que nada quede improvisado; agilidad en el trato, dispensación personalizada de medicamentos, servicios exclusivos de seguimiento para dejar de fumar o perder peso. Tareas cotidianas en una botica moderna que, ahora, al referirnos a la Farmacia El Albero, se ven distinguidas por la calidad que ofrecen en su puesta en funcionamiento.
Y es que la Agencia de Calidad Sanitaria, dependiente de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, ha otorgado a este negocio la certificación de calidad en el servicio para este tipo de establecimientos, primera distinción de estas características que obtiene una farmacia mijeña.
Junto a la farmacia El Albero, otras siete boticas de la provincia han conseguido la certificación
Calidad en el servicio
En palabras de Rosario Mena, propietaria de la Farmacia El Albero, “este reconocimiento significa trabajar con calidad”. “Todos los centros sanitarios tienen que estar acreditados en calidad, seguir unos estándares y cumplir amoldándolos a su forma de trabajo”, explica. No obstante, y a pesar de que sí es obligatorio para hospitales y centros sanitarios, para las farmacias no lo es, siendo ahora cuando las boticas comienzan a adaptarse a esos criterios en previsión de una futura exigencia en este sentido.
Según Mena, “actualmente hay en Andalucía catorce farmacias acreditadas, de las cuales nueve son malagueñas y de ellas, ocho han conseguido la distinción el pasado mes de noviembre”. “Sin duda, un dato que dice mucho a favor de la calidad por la que se apuesta en la provincia desde su Colegio de Farmacéuticos, quienes no han dudado en apoyar este proceso”, añade.
Pero no solo hablamos de calidad en el servicio hacia el cliente, sino también de la optimización de los procedimientos de trabajo internos del establecimiento. “Quien llegue nuevo a la farmacia, al tener plan de calidad, puede leerlo y ponerlo en marcha para conocer desde cómo se dispensa a cómo se atiende a los clientes y pacientes”, dice Rosario Mena, quien continúa destacando que “los farmacéuticos somos informadores, los profesionales del medicamento, además de asesorar, detectamos errores de interacciones en las medicinas, eso en dispensación activa. Por otra parte, están los trabajos que hacemos de forma interna y para el control de nuestros proveedores, quienes también tienen que trabajar en calidad, además, con la calidad se van detectando muchos errores en tu trabajo que solventas ofreciendo un servicio óptimo a los clientes”.
Adaptación a la calidad
La iniciativa de la farmacia El Albero por conseguir la certificación de calidad en su servicio, surge a raíz de los cursos ofertados por el Colegio de Farmacéuticos de Málaga que le permiten conocer el procedimiento. Según Mena, “el curso duró unos tres meses, desde noviembre de 2010, y en él, pudimos saber cómo poner en marcha el plan de calidad, una vez que lo organicé todo, empecé a construir el plan y programa de calidad, mi farmacéutico adjunto se dedicó a la parte de dispensación activa y yo al soporte mecánico, ya que también entran aspectos como un sistema de iluminación de menor consumo, un sistema automático de persianas para evitar accidentes o un programa de evacuación en caso de incendios, entre otros objetivos”.
Rosario no olvida que fueron meses de intenso trabajo en los que cada día se seguía atendiendo a los clientes: “Nos dieron un plazo y fijaron una fecha para evaluar nuestro plan, llegado el momento, se personaron en la farmacia un ingeniero, para evaluar la parte mecánica, y un farmacéutico, que se encargó de controlar el proceso de dispensación de medicamentos, finalmente obtuvimos un 85% de valoración positiva, la máxima nota de las farmacias presentadas”.
Dentro de dos años este establecimiento volverá a ser evaluado para ver si mantiene los criterios de calidad
Calidad continua
Sin duda aspectos importantes que contemplan el servicio integral del establecimiento con la excelencia como objetivo, algo “que obliga a trabajar con otras empresas que también deben estar certificadas en calidad”, añade Rosario, quien no olvida que este reconocimiento también es un compromiso con la continuidad en la calidad del servicio: “Esto no acaba aquí, dentro de dos años vuelven a evaluarnos y si no se cumplen los requisitos, nos retiran la certificación”. En definitiva, toda una satisfacción para los vecinos y clientes de este centro en el barrio de El Albero, además de un aliciente para otras tantas farmacias, que pueden ver en esta certificación un camino para mejorar el servicio que ya ofrecen cada día.
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