Vecinos, feligreses, miembros de la Corporación municipal y los párrocos de Mijas Pueblo y La Cala acompañaron ayer, jueves 1, a don José María Ramos, párroco de Las Lagunas, en una de las jornadas más emotivas de su carrera como sacerdote. Con el descubrimiento de la placa que da su nombre a los jardines ubicados frente al templo, se materializaba el cariño de todo un pueblo hacia un hombre que lleva más de 30 años volcado con la barriada de Las Lagunas.
José Mª Ramos: “No he buscado nunca una recompensa como la de hoy”
La palabra ‘gracias’ fue sin duda la más pronunciada por el párroco lagunero durante su discurso. No quiso dejar atrás a nadie, ni a colaboradores, ni a autoridades locales y eclesiásticas ni a sus feligreses. “Con la ayuda de todos ellos”, concluyó, “seguiré trabajando, anunciando a Cristo Resucitado y asistiendo a los más necesitados hasta que Dios quiera”. Por su parte, el arcipreste de la zona de Mijas-Fuengirola, Manuel Jiménez, quiso leer una carta que el obispo de Málaga, Jesús Catalá, que no pudo asistir por motivos de agenda, dirigió a don José María. “Me alegro y te felicito de que te hayan dedicado estos jardines.
Es signo de reconocimiento de la gran labor que has llevado a cabo durante tantos años en ese municipio, sirviendo a la comunidad y a los ciudadanos”, rezaba la misiva. Tras el descubrimiento de la placa, fueron muchos los vecinos que se acercaron hasta el párroco, visiblemente emocionado, para felicitarle por este gesto de cariño del que ha sido merecedor.
Toda una vida al servicio de Las Lagunas
Fue en noviembre del año 1984 cuando don José María Ramos, que hasta entonces había ejercido como párroco en Manilva, llegó a Mijas dispuesto a construir una parroquia en Las Lagunas. Al no haber terrenos designados para la edificación del templo, durante un tiempo los actos litúrgicos tuvieron que celebrarse en la capilla de la Virgen de Fátima, ubicada en El Albero. Su dedicación tanto a la feligresía, como a asociaciones solidarias, la asistencia a enfermos, residentes extranjeros, jóvenes y ancianos, le llevaron a convertirse en una persona muy querida y respetada. Citando unas palabras del propio San Manuel González, que da nombre a la parroquia, don José María asegura que “lo que he hecho ha sido en balde y con todo lo mío”.
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