La vida presenta muchas situaciones que nos descuadran. Que nos descuadran no referido a que un plan sale torcido, contratiempos, malentendidos. Que nos descuadra porque nos encontramos tomando decisiones que ni nos imaginamos que podíamos tomar: alguien que nunca quería casarse y se casa, alguien que nunca había querido tener hijos y los tiene, alguien que nunca viviría fuera de su ciudad natal y vive… En muchas ocasiones ponemos muchas resistencias para ir a favor de la vida y llegamos a no querer cosas que nos hacen estar más vivos, y por el contrario ponemos todo nuestro empeño en permanecer anclados. El psicoanálisis es una herramienta muy valiosa que permite que cada uno vaya más a su favor, que haya cierta reconciliación entre lo que queremos y lo que nos hace sentirnos vivos.
Ser adulto es precisamente poder mantener lo que uno desea a lo largo del tiempo. A pesar de las dificultades, a pesar del ánimo. No es que lo que uno elige en un momento determinado tenga que ser para siempre. Por ejemplo hay gente que experimenta que el amor se acaba, o que descubre que su profesión no le produce mucha satisfacción, y en estos casos hay que poner fin y punto. Pero en muchos otros casos sobrevuela una cantidad de duda, rodeos, malestar ambiguo… que hacen que no se pueda habitar con determinación las decisiones tomadas.
“Hoy mi despertar no ha sido con gallos ni pajaritos, si no con el ruido de los motores en la ciudad. La situación es algo chocante, pero no estamos haciendo nada que no hayamos escogido. Así que permitiéndome ir muy poquito a poco. Y feliz porque a pesar del gran lío y lo descolocada que estoy, todo está saliendo perfectamente bien.”
Esta chica encuentra unas palabras muy precisas para decir lo que esta viviendo. La vida es eso, poder continuar aunque uno esté descolocado por toda la novedad que puede traer una elección. Las novedades no siempre son acogidas con fluidez y alboroto, a veces nos producen un sentimiento de extrañeza difícil de darle un lugar en nuestro psiquismo. En muchas ocasiones necesitamos un tiempo para poder producir nuevos anudamientos. En el ejemplo que cito, una persona con una mala orientación, ante el desconcierto, podría tener una respuesta de este tipo: “me he equivocado, estoy descolocada porque algo en mi no querrá vivir en la ciudad, mejor deshago todo y me vuelvo…” y ahí todo el comienzo de vaivenes “ahora sí, ahora no, no entiendo lo que me pasa, tengo un pellizco raro”. El psicoanálisis permite que el paciente se escuche a sí mismo, que se tome un tiempo necesario para ir creando soluciones, una oportunidad para ocupar con dignidad una posición de adulto y no de eterno adolescente.
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