Querer ayudar es poder hacerlo. Cuando la Asociación de Familiares y Personas con Enfermedad Mental de la Costa del Sol (Afesol) inició voluntariamente en 2006 la intervención con un paciente psiquiátrico en el módulo de enfermería del Centro Penitenciario de Málaga, sus integrantes no se imaginaban que cinco años después recogerían un premio concedido por la Organización Mundial de la Salud.
Como cuenta la presidenta de este colectivo, Concepción Cuevas, todo comenzó cuando “una persona que conocíamos cometió un delito grave (mató a su padre), ingresó en la cárcel y empezamos a ir a verlo porque estaba bastante solo”. A raíz de ahí, señala, “nos dimos cuenta de que había más enfermos en la cárcel de los que pensábamos, muchos por delitos no graves” y este fue el germen de un proyecto mucho más amplio e integral que se viene desarrollando desde enero de 2009 en colaboración con organismos públicos como instituciones penitenciarias y sanitarias o la Fundación para la Integración Social del Enfermo Mental (FAISEM).
Un galardón internacional
La última convocatoria de ‘Premios a las mejores prácticas en materia de sanidad penitenciaria’, que convoca la Oficina Europea de la Organización Mundial de la Salud, ha reconocido la excelente labor en la puesta en marcha del pionero Programa de Atención Integral del Enfermo Mental (PAIEM) en la prisión malagueña.
La directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, fue la encargada el pasado 20 de diciembre de hacer entrega de este galardón en la sede de Instituciones Penitenciarias (Madrid). En representación del Centro Penitenciario de Málaga acudieron la subdirectora médica y el médico responsable del PAIEM y, por parte de Afesol, asistieron su presidenta, Concepción Cuevas, y la psicóloga Carolina Fernández.
La directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, entregó el premio en su sede madrileña el 20 de diciembre de 2011La presidenta de Afesol aprovechó la recepción para agradecer la implicación de las instituciones “que nos han permitido comenzar y formar parte de este programa” como el Ministerio del Interior, el de Sanidad y Política Social, la Consejería para la Igualdad y el Bienestar Social, el Servicio Andaluz de Salud, la Obra Social La Caixa, sin olvidar el apoyo de la Fundación para la Integración Social del Enfermo Mental (FAISEM), “con quienes hemos trabajado en la búsqueda de recursos comunitarios externos a la prisión” así como la estrecha colaboración del equipo directivo, médico y técnico del Centro Penitenciario de Málaga, “con quienes hemos trabajado diariamente por mejorar la calidad de vida de las personas con enfermedad mental internas en este centro” con el equipo técnico de Afesol que interviene en este programa, a quienes también felicitó.
“Este premio confirma que estamos trabajando en la línea adecuada; hemos sido premiados por un trabajo en equipo”, apunta Cuevas, que, sin embargo, insiste en que “las cárceles no son el dispositivo adecuado para las personas con enfermedad mental”, por lo que “nuestra meta sigue siendo que las personas con enfermedad mental sean tratadas en la comunidad”.
El porqué de este programa
Como explica la presidenta de este colectivo, tras su primera toma de contacto con la prisión malagueña, “empezamos a trabajar en los psiquiátricos penitenciarios” pues, aclara, “estas personas suelen ser declaradas inocentes, no cumplen una condena pero sí son sometidas a medidas de seguridad en un sitio adecuado” como los psiquiátricos penitenciarios de Sevilla o Alicante (en este centro de Foncalent suelen ingresar las mujeres) pero, advierte, “como normalmente están a tope, se quedan en las cárceles”.
También existe el caso, añade, de personas con enfermedad mental que, sin embargo, han sido conscientes del delito que han cometido y, en este caso, sí cumplen condena.
“Nosotros trabajamos con ambos casos porque queremos su vuelta a la comunidad en las mejores circunstancias”, continúa Cuevas, que agrega que desde la asociación pretenden reeducarlos para que no delincan y trabajan desde las habilidades sociales a la adhesión del enfermo a su tratamiento.
Para la presidenta de Afesol, cuando estas personas cometen delito grave “la gran mayoría de las veces es porque hay factores externos, sobre todo, tóxicos” ya que los casos más numerosos en centros penitenciarios son de internos con trastorno mental con delitos leves como el quebrantamiento de una orden de alejamiento.
A este respecto, critica su aplicación con enfermos mentales (si bien considera indiscutible su utilidad en otros casos como la violencia de género) pues “hay que tratarlos en casa” y advierte a aquellos “familiares mal aconsejados que piensan que pidiendo una orden de alejamiento van a solucionar el problema” que lo que están haciendo es “mandarles directamente a la cárcel” donde, además, “enferman más por la privación de libertad”.
“Las cárceles no son adecuadas para las personas con enfermedad mental. Nuestra meta es que sean tratadas en comunidad”, señala CuevasPor ello, Afesol trabaja para que “vuelvan a su entorno familiar” y, sobre todo, para que quienes no han cometido un delito grave no lleguen a cumplir en el centro penitenciario una medida de seguridad privativa de libertad, “siempre que no sean más de 2 años de condena, igual que en el resto de la población”.
Menos tasa de delincuencia
Cuando una persona con enfermedad mental está descompensada y comete un delito grave, suele llamar mucho la atención. Cuevas recalca que los titulares tienden a ser espectaculares y hacer hincapié en su trastorno, lo que, a su juicio, se debe a “la mala información que se tiene sobre enfermedad mental”, a pesar de que “estamos al 50 por ciento de delincuencia con respecto a la población en general” pues, apunta, si la población en general delinque el 2 por ciento, los enfermos mentales lo hacen un 1 por ciento.
La labor de Afesol
El programa de rehabilitación psiquiátrica con internos del centro penitenciario de Málaga ha atendido en el último año a 120 internos con enfermedad mental y a un total de 150 familiares porque “las familias tienen que aprender a convivir con un enfermo”. Además, agrega Cuevas, en ese periodo, “hemos evitado que entren en la cárcel 12 personas, llegando a acuerdos con los juzgados”.
Los beneficiarios de este proyecto son personas con graves dificultades para realizar las actividades de la vida diaria, para integrarse en las labores propias del centro penitenciario, tienen falta de autonomía, carencias a nivel cognitivo, de habilidades sociales, de interrelación y creación de redes sociales, así como graves problemas para su reinserción social y laboral.
Las actuaciones del programa comprenden el desarrollo de actividades de rehabilitación en el propio centro penitenciario, facilitar el acceso a programas de rehabilitación psicosociolaboral en recursos externos a la Institución Penitenciaria e implicar a sus familias en el proceso rehabilitador de forma positiva, prestándoles apoyo psicológico y formación a través de la escuela de familias.
“Todos los días estamos trabajando con ellos”, informa Concepción Cuevas, que señala que existe un equipo de cinco profesionales de diversas disciplinas de su asociación que atienden a los internos del centro penitenciario de Málaga y su entorno.
Desarrollan el trabajo con los reclusos de lunes a viernes, tanto en horario de mañana como de tarde y les proponen numerosas actividades, tanto educativas y de fomento del estudio como deportivas (son personas a las que los malos hábitos deterioran su salud física y acorta su vida) o culturales, así como se les rehabilita en cuestión de habilidades sociales y, por último, “les enseñamos que tienen que salir en las mejores circunstancias a la sociedad”.
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