¿Las pantallas deben estar presentes durante las vacaciones escolares? Ni sí ni no. Una vez más, no existe una respuesta única. Depende, aseguran los profesionales. De las edades de los niños, de las prioridades de cada familia, de los hábitos de los menores... “A los padres habría que preguntarles: ¿te dejarías el móvil en casa cuando te vayas de vacaciones?. Si tú como padre te lo dejas en casa, pues el niño también. Pero si no, pues déjale a él también que se lleve su tableta”, opina la psicóloga Carmen Berzosa, psicóloga de niños y adolescentes, especializada en el mundo de las emociones. “Esto va en la línea de no demonizar las pantallas, forman parte de nuestra vida”. Eso sí, matiza la profesional: “aquí lo interesante es acordar con los niños los tiempos de uso y de descanso, organizar el tiempo de manera razonable, llegar a un término medio y pedirles opinión. Si en invierno solo dejamos pantallas los fines de semana, ahora en vacaciones que tienen más tiempo libre a lo mejor sí podemos dejárselas los días de diario”, sugiere. En la calle, lógicamente, cada familia es un mundo. “En mi casa, por ejemplo no dejamos las pantallas hasta después de las doce y les ponemos descansos”, explica Samantha Duque, madre de dos menores. “Yo tengo tres hijos, de 18, 13 y 10 años y las tecnología está muy presente en casa. Es muy complicado retirarles las pantallas a veces y creo que no se lo controlamos como deberíamos”, opina Mónica Lago, otra madre.
En general, los profesionales recomiendan combinar las actividades. Tanto de viaje como si nos quedamos en casa, hay tiempo para todo y se aconseja, sobre todo, que la tecnología no desplace a los amigos y que los niños no dejen de hacer aquellas actividades que hasta ahora les gustaban. Teniendo en cuenta las apretadas agendas que suelen tener las familias durante el curso, las vacaciones se pueden entender como un momento ideal para “compartir más tiempo en familia”, apunta Berzosa. Y puede ser una buena idea aprovechar también el descanso vacacional para que los padres se interesen por los juegos o las redes que gustan a sus hijos, “acompañarles, acercarse a ellos, ver qué les gusta, jugar con ellos incluso. Podemos aprovechar para instalar los controles parentales, sobre todo cuando hablamos de niños más pequeños, para salvaguardarlos de los peligros que puede presentar internet”, continúa la psicóloga.
Cuándo sí y cuándo no
Depende, claro. Pero para Berzosa hay un momento clave en el que debemos evitar el uso de las pantallas: los tiempos de las comidas. “La comida debe ser un momento de reunión social y familiar. Es interesante hablar con los niños de cómo ha ido el día, incluso que nos hablen de los juegos, debatir sobre las actividades que vamos a hacer durante las vacaciones... La tecnología interfiere mucho en la conciencia nutricional. Hay muchos estudios que demuestran que niños que comen poco, cuando están con las pantallas comen mucho menos, y los niños que tienden a comer mucho, comen más”. Es precisamente lo que expresa María del Carmen López, abuela de una pequeña: “solo le ponemos un poco el móvil para que la niña coma”. Porque, como argumenta la psicóloga, “frente a las pantallas los niños no son conscientes de si tienen hambre o están saciados”. Los trayectos “quizás sí son un buen momento para dedicarlos a la tecnología, aunque también se pueden entretener los niños con otras actividades. Nosotros hemos viajado siempre contando los coches que pasaban o mirando las matrículas”, relata la psicóloga. Ni qué decir de que los niños sean capaces de disfrutar mirando los paisajes por la ventanilla del coche.
Tiempos de desintoxicación
En el caso de los niños o adolescentes que presentan problemas de adicción o abuso en general de las tecnologías, las vacaciones sí que pueden servir para ‘desintoxicarse’. En cualquier caso, siempre habría que preguntarse si realmente necesitamos llevar encima todo el tiempo el móvil o la tablet. La clave está en no utilizar estos aparatos para todo, ya que los fabricantes se aprovechan para hacernos creer que los necesitamos, como cámara, como reloj, como GPS... Pero en realidad no necesitamos ni documentar cada momento ni por supuesto necesitamos subir ni compartir en redes cada instante. Una opción podría ser dedicar un rato a realizar las fotos o los vídeos que queramos, organizar las actividades que necesitemos y, a partir de ahí, ‘desconectar’ de la tecnología y disfrutar de la vida misma.